Un buque de la Guardia Costera de EEUU partió en su viaje inaugural hacia el Atlántico Sur, en el marco de una operación que, a pesar de haber sido presentada en Argentina como meramente protocolar, apunta a combatir la pesca ilegal. Algo que, según un informe estratégico estadounidense, que podría "amenazar la estabilidad geopolítica global".
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La presencia en el Atlántico Sur de un buque de la Guardia Costera de Estados Unidos en los primeros días de 2021 ha generado polémica. Para Gobiernos de países del sur se trata de una visita meramente protocolar, pero las Fuerzas Armadas estadounidenses destacan que su misión se centra en el combate a la pesca ilegal en la zona.

En efecto, la pesca ilegal es un problema recurrente para los países del Cono Sur de Sudamérica, dado que en general disponen de recursos limitados para controlar que la gran cantidad de buques pesqueros — en su mayoría provenientes de países asiáticos — invadan sus plataformas marítimas para recolectar, fundamentalmente, ejemplares de calamar illex, una especie de fácil colocación en el mercado internacional.

Durante el año 2020, el Gobierno de Argentina apuntó a combatir este fenómeno, incrementando enormemente las multas económicas para los barcos que son capturados pescando en territorio argentino sin los permisos correspondientes. La otra medida fue el envío a la zona del destructor La Argentina, que durante la última quincena de diciembre patrulló el borde exterior de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina.

Según informó la Armada del país sudamericano, la operación del destructor se concentró en controlar la actividad de "buques de tercera bandera, principalmente de China y Corea", tanto a través de comunicaciones radiales como registro fotográfico, con el objetivo de corroborar los permisos de pesca de las embarcaciones.

Pero los esfuerzos realizados por Argentina pueden no haber parecido suficientes para la Guardia Costera de EEUU, que en vísperas de Navidad hizo partir desde el puerto de Pascagoula, en Mississippi, al buque USCGC Stone. Se trata de un buque capaz de transportar 120 tripulantes, alcanzar una velocidad de 28 nudos y mantenerse en altamar durante 60 días.

Según comunicó la propia Guardia Costera estadounidense, la misión del Stone pasará varios meses en el Atlántico Sur en el marco de la Operación Cruz del Sur, con el objetivo de "enfrentar la pesca ilegal, no reglamentada y no declarada", además de "fortalecer la soberanía marítima y la seguridad en la región".

La Guardia Costera destaca que no solo se trata del viaje inaugural del Stone sino que constituye "el primer servicio de patrulla a Sudamérica en la historia reciente". Según los estadounidenses, el viaje hacia el Atlántico Sur es el resultado de acuerdos con Argentina, Brasil, Uruguay y Guyana. También existe un acuerdo con Portugal, al punto de que un observador portugués se embarcó junto a los estadounidenses.


¿Solamente una visita ceremonial?

El envío de una patrulla estadounidense despertó inquietudes en Argentina, por lo que la Cancillería de ese país buscó aclarar que la llegada del buque a aguas argentinas tendría únicamente "razones de ceremonial", según indicaron fuentes de esa cartera a la agencia de noticias Télam.

De acuerdo a esa versión, ratificada luego a la misma agencia por la embajada estadounidense en Buenos Aires, el Gobierno de EEUU buscó coordinar con la Cancillería y el Ministerio de Seguridad argentino la realización de una "ceremonia de bienvenida" al buque Stone, dado que culminaría en un puerto argentino su viaje inaugural.

Consultadas por Télam, las fuentes de Cancillería insisten en que el viaje del Stone al Atlántico Sur es puramente protocolar, ya que "cualquier otra actividad requeriría una autorización especial del Congreso de la Nación".


Comentario: El congreso partidocrático argentino es un nido de corruptos sin patria. La guardia costera norteamericana podría realizar todo tipo de actividades sin necesidad de avisar a los congresistas en Argentina, ya que aún el gobierno norteamericano es el "sheriff" globalista que dicta las leyes sobre los países que tiene como vasallos.


En ese sentido, las fuentes también reafirman los esfuerzos de la Cancillería argentina por "evitar la posible distorsión de la naturaleza de la llegada del barco" al territorio marítimo argentino.

A diferencia de Argentina, en Uruguay la visita del Stone sí pasó por el Parlamento. El 17 de diciembre el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley para habilitar que el Stone "visite el puerto de Montevideo, la bahía de Maldonado (Punta del Este) y otras partes de las aguas territoriales uruguayas".

El único artículo del proyecto indica que el buque pasará por las aguas uruguayas "a fines de enero de 2021", tentativamente entre el 21 y el 27 de ese mes. El texto fue aprobado por las dos cámaras del Parlamento uruguayo el mismo día, 18 de diciembre, 24 horas después de haber ingresado. El 21 de diciembre ya había sido promulgado por el Gobierno.

A diferencia de lo sostenido por las autoridades argentinas, la exposición de motivos del proyecto aprobado por Uruguay indica expresamente que se trata de un viaje relacionado con el combate a la pesca ilegal.
"El principal objetivo de esta visita será generar instancias de cooperación regional para abordar el problema de la pesca ilegal", señala el proyecto de ley aprobado por Uruguay.
En el comunicado que informa de la partida del Stone, la Guardia Costera estadounidense recuerda que en septiembre de 2020 el organismo divulgó un reporte titulado Perspectiva estratégica sobre pesca ilegal, no regulada y no declarada en el que reafirma su "compromiso con la seguridad marítima global, la estabilidad regional y la prosperidad económica".

El mar, otra vez recurso clave para la geopolítica

En el informe, que puede leerse en la web de la Guardia Costera, Estados Unidos remarca que la defensa de sus recursos marítimos es uno de los objetivos primordiales de la Guardia Costera. Sin embargo, advierte que "no todas las naciones marítimas tienen la capacidad de vigilar su aguas soberanas o la conciencia moral para vigilar sus flotas".

Según la Guardia Costera, "esta falta de responsabilidad compartida crea las oportunidades para la explotación en forma de pesca ilegal, no regulada y no declarada", la cual "erosiona tanto la seguridad nacional y regional, socava el orden basado en las normas marítimas, pone en peligro el acceso y la disponibilidad de los alimentos y destruye las economías legítimas".

Para EEUU, la pesca ilegal "ha reemplazado a la piratería como la amenaza de seguridad marítima global más importante" y, si la situación continúa incambiada, "podemos esperar el deterioro de los estados costeros frágiles y amenazando la estabilidad geopolítica alrededor del mundo".

"Esto es un asunto global y la pesca ilegal es un problema demasiado grande para una sola nación. Solo trabajando juntos podemos proteger los ecosistemas, asegurar que los puertos se mantengan económicamente productivos y apoyar una industria de pesca sustentable. El patrullaje del Stone demuestra nuestro compromiso con el orden basado en las normas, donde quiera que se despliegue uno de los buques de la Guardia Costera", sostuvo el comandante del Área Atlántica de la Guardia Costera, Steven Poulin, en declaraciones divulgadas por el organismo.

La preocupación por ganar presencia en el Atlántico Sur coincide con la estrategia definida recientemente por la Armada estadounidense, en conjunto con la propia Guardia Costera, según queda de manifiesto en el informe titulado Ventaja en el mar: dominio a través de la integración interinstitucional de las fuerzas navales.

El documento incluye "recomendaciones estratégicas para lograr el dominio de las fuerzas navales frente a la rivalidad cotidiana, en situaciones de crisis y en caso de conflicto en la década que viene", según señalan el comandante en jefe de la Marina de EEUU, el almirante Michael Gilday; el comandante de la Infantería de la Marina, el general David Berger, y el jefe de la Guardia Costera, el almirante Karl Schultz.

Esa estrategia, según da cuenta el informe, pone como principales rivales en el mar a potencias como Rusia y China, cuyas fuerzas navales presentan "una creciente actividad" en los últimos años y demuestran "deseo manifiesto de dominar aguas internacionales claves y un claro deseo de remodelar el orden mundial a su favor".