Las autoridades de Rusia han asegurado este martes que los países occidentales "necesitan" al opositor Alexei Navalni, detenido tras su regreso a territorio ruso tras varios meses en Alemania recuperándose de un supuesto envenenamiento, para "desestabilizar la situación" en el país.
Alexei Navalni
© Politica Europa Rusia Internacional Mikhail Voskresensky / Zuma Press / ContactophotoEl opositor ruso Alexei Navalni
El secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, ha dicho que los países occidentales buscan "causar disturbios sociales, huelgas y nuevos 'maidanes'" con el caso de Navalni, en referencia a las movilizaciones en Ucrania entre 2013 y 2014 contra el entonces presidente, Viktor Yanukovich.

"Vemos a qué puede conducir esto en el ejemplo de Ucrania, que efectivamente ha perdido su independencia", ha sostenido, antes de criticar a Kiev por su llamamiento a romper relaciones con Moscú hasta que Navalni sea liberado, según ha informado la agencia rusa de noticias Sputnik.

"Las personas que actualmente dirigen Ucrania hicieron estas declaraciones en detrimento de los intereses de su propio pueblo y de acuerdo con la línea de conducta diseñada en el exterior. No hay nada sorprendente en ello", ha señalado.

En este sentido, Patrushev ha insistido en que el destacado opositor ha cometido violaciones de la ley a través de un fraude y ha argumentado que "como ciudadano de Rusia debe rendir cuentas de sus actividades ilegítimas, de acuerdo con la ley".

El Gobierno de Rusia protestó oficialmente el lunes ante Estados Unidos por el "apoyo" de su Embajada en Moscú a las protestas convocadas durante el fin de semana por Navalni, consideradas ilegales por las autoridades del país euroasiático, al tiempo que anunció que investigaría las actuaciones de redes sociales en la convocatoria de las movilizaciones.

Las fuerzas de seguridad detuvieron el sábado a más de 3.700 manifestantes, mil de ellos en Moscú, en el marco de las concentraciones para denunciar la detención de Navalni, arrestado una semana antes a su regreso de Berlín, donde pasó cinco meses convaleciente tras sufrir un envenenamiento.

El destacado opositor ruso denunció que el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, la principal agencia sucesora de la KGB soviética, fue directamente responsable de su intento de asesinato, una versión que ha sido rechazada en todo momento desde Moscú.