Traducido por el equipo de SOTT.net en español

Tras el memorando presidencial de ayer del presidente Joe Biden revocando la prohibición de que el dinero federal vaya a las ONG que proporcionan o promueven el aborto en el extranjero, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) publicó un comunicado en el que denuncia la medida como "grave."
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© Shutterstock"Esta orden ejecutiva es contraria a la razón, viola la dignidad humana y es incompatible con la enseñanza católica", afirman los obispos.
Aunque la llamada Política de la Ciudad de México fue puesta en marcha por el entonces presidente Donald Trump (y otros presidentes republicanos en el pasado), los demócratas siempre la habían revocado. La administración Trump incluso había ampliado la Política de la Ciudad de México. Al revocarla, Biden ha liberado el dinero del gobierno de Estados Unidos a las organizaciones que realizan y presionan por el aborto en todo el mundo.

El arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, y el obispo David J. Malloy de Rockford, Illinois, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional, criticaron la orden ejecutiva: "Es penoso que uno de los primeros actos oficiales del presidente Biden promueva activamente la destrucción de vidas humanas en las naciones en desarrollo".

"Esta Orden Ejecutiva es antitética a la razón, viola la dignidad humana y es incompatible con la enseñanza católica", declararon los obispos, antes de instar a Biden a "utilizar su cargo para el bien, dando prioridad a los más vulnerables, incluidos los niños no nacidos".

La declaración continuaba con la oferta de ayuda de la USCCB a la nueva administración para proteger la vida de los inocentes: "La Iglesia católica está dispuesta a trabajar con él (Biden) y su administración para promover la salud de la mujer en todo el mundo de manera que se fomente el desarrollo humano integral, salvaguardando los derechos humanos innatos y la dignidad de toda vida humana, empezando por el vientre materno".

Los obispos explicaron: "Para servir a nuestros hermanos y hermanas con respeto, es imperativo que la atención comience por asegurar que los no nacidos estén libres de violencia, reconociendo a cada persona como hijo de Dios".

Cuando Biden tomó posesión de su cargo, la USCCB publicó una declaración en la que llamaba la atención sobre su ardiente apoyo al aborto, contradiciendo la enseñanza intemporal de la Iglesia católica, que profesa Biden como miembro.

El arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, presidente de la USCCB, advirtió en la declaración que "nuestro nuevo Presidente se ha comprometido a llevar a cabo ciertas políticas que promoverían males morales y amenazan la vida y la dignidad humana, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género."


Señalando la "injusticia del aborto" como la "prioridad preeminente", Gómez añadió que "como enseña el Papa Francisco, no podemos permanecer en silencio cuando casi un millón de vidas no nacidas están siendo desechadas en nuestro país año tras año a través del aborto."

Galvanizando su posición sobre el no nacido, Gómez describió el aborto como "un ataque directo a la vida que además hiere a la mujer y socava la familia."

"Es también una cuestión de justicia social. No podemos ignorar la realidad de que las tasas de aborto son mucho más altas entre los pobres y las minorías, y que el procedimiento se utiliza regularmente para eliminar niños que nacerían con discapacidades."

"Mi esperanza es que podamos iniciar un diálogo para abordar los complicados factores culturales y económicos que impulsan el aborto y desaniman a las familias... Si el presidente, con pleno respeto a la libertad religiosa de la Iglesia, se comprometiera en esta conversación, contribuiría en gran medida a restablecer el equilibrio civil y a sanar las necesidades de nuestro país", escribió Gómez.

Cualquier esperanza de diálogo con Biden sobre la protección de los no nacidos se ha visto gravemente disminuida desde que firmó la orden ejecutiva rescindiendo la Política de la Ciudad de México.

En contra de la decisión de la USCCB de emitir una declaración crítica con los planes proaborto de Biden, el cardenal Blase Cupich de Chicago criticó la conferencia, calificando la carta de "poco meditada".

A pesar de que Biden confiesa ser católico al mismo tiempo que promueve la agenda proaborto, Cupich argumentó que "aparentemente no hay precedentes" para criticar al presidente.

El Papa Francisco, que escribió su propia carta extendiendo sus "cordiales buenos deseos" al nuevo presidente, tampoco vio la necesidad de criticar a Biden.