La farmacéutica, que ya ha recibido autorización de emergencia para vacunar a los mayores de 18 años, ha comenzado a inocular a niños de entre 6 meses y 11 años para poder demostrar la respuesta en personas de menor edad.
Las pruebas se realizarán con ayuda de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en 6.750 niños en dos fases: una para determinar la mejor dosis y la última en la que se administrará el suero en dos dosis a una muestra aleatoria, mientras que otra parte recibirá un placebo.
"Este estudio pediátrico nos ayudará a evaluar la seguridad potencial y la inmunogenicidad de nuestra candidata a vacuna de la COVID-19 en esta población tan importante", ha asegurado el consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel. Ya se han inmunizado 17,8 millones de adultos en EE.UU. con la vacuna de Moderna
Los estudiantes de secundaria, en otoño
Por el momento, no hay ninguna vacuna con autorización para ser administrada a menores de 18 años (Moderna y Johnson & Johnson) o menores de 16 (Pfizer/BioNTech) en Estados Unidos.
Pfizer y Moderna ya están realizando desde finles del año pasado pruebas clínicas de la vacuna entre mayores de 12 años, con un nivel suficiente de voluntarios y a la espera de presentar resultados a la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos.
Los pasos dados para asegurar la eficacia de la vacuna contra el coronavirus en los niños son esenciales tanto para reducir las posibilidades de casos graves entre los menores como para mejorar la inmunidad de la población general al negar al virus capacidad de transmisión.
Comentario: El inyectar un producto experimental en población sana es una locura, no mejorará en nada la inmunidad general con estos productos de las farmacéuticas, todo lo contrario. Estas "vacunas" (como las de Pfizer, Moderna, BioNTech, Johnson & Johnson) son muchísimo más peligrosas para la salud de los seres humanos que el coronavirus mismo.
Las autoridades estadounidenses han sugerido que si los resultados de los ensayos de las vacunas en menores son positivos, los estudiantes de secundaria podrían comenzar a ser inoculados este mismo otoño, mientras que los de cursos más bajos podrían ser vacunados a comienzos del año próximo.
Desde un principio, la intencionalmente insana recolecta, ordenamiento e interpretación de datos estadísticos, ha sido herramienta al servicio del mal. Y no es una suposición abstracta. Pruebas de laboratorio inespecíficas que se toman como exclusivas casi, para el COVID 19, y que a antojo de quien puede, sirven para ordenar comportamientos, tratamientos y restricciones absurdas, en contra de este fenómeno X, del cual no se ha demostrado origen viral.
Y ante una sociedad confundida y domesticada intensivamente durante la llamada pandemia, y que ha aceptado bajo argumentos ridiculos que sean vacunados los mayores (con el inducido pensamiento de que ‘al fin que de todos modos, pronto morirían’), ahora está a las puertas de aceptar la vacunación en los niños, mismos que , junto con los ancianos, ocupan un nivel numeral ínfimo, si es que lo hay, en la incidencia de casos achacados a esta ‘enfermedad’. Sociedad que permite que otros jueguen con la salud de las personas en edades de respeto, no está lejos de sucumbir a la esclavitud y a la muerte.