Durante la descomunal tormenta de arena que esta semana se abatió sobre la ciudad de Phoenix, Arizona, este vehículo no frenó ni dio la vuelta, sino que decidió encarar la gigantesca nube.


Sin ninguna duda, el conductor se aproxima al polvo, detrás del cual probablemente se encuentra la ciudad del 'Gran Valle del Sol', mientras el panorama poco a poco se oscurece.

Cada vez menos autos circulan por la carretera y la densidad envuelve al conductor hasta encontrarse solo y en medio de la nada.

La tormenta de arena cruzó la metrópoli estadounidense con vientos de al menos 100 kilómetros por hora, y su masa alcanzó los 3 mil metros de altura y dejó sin electricidad a toda la ciudad y suspendieron los vuelos de origen y con destino a Phoenix.

El origen de la tormenta ocurrió en Tucson, siguió hasta el norte y cruzó el desierto. Algunos observadores no resultaron tan impactados por la masa grisácea tanto como por la suerte del conductor para encontrar todas las luces de semáforo en verde a lo largo de su camino.