En la última elección antes de las presidenciales de 2022, la derecha consiguió una sorpresiva y cómoda victoria en la primera vuelta de las regionales, pero en un panorama político ensombrecido por la abstención histórica: 67%, un récord. 'Hacer ganar la abstención, es hacer perder la democracia', dijo el primer ministro Jean Castex.
El presidente francés, Emmanuel Macron, en su colegio electoral en Le Touquet, este domingo.
© EFEEl presidente francés, Emmanuel Macron, en su colegio electoral en Le Touquet, este domingo.
A nivel nacional, la derecha obtuvo un 29% de los votos, por delante de la ultraderecha y de los socialistas, 18,5% y 18%, respectivamente.

La victoria del candidato presidencial de derecha, ex Los Republicanos, Xavier Bertrand en "Los Altos de Francia", donde es presidente, fue muy remarcada. A pesar de la movilización de cinco ministros macronistas, el oficialismo fue eliminado en esa región.

Bertrand obtendría más del 40% de los votos, 15 puntos más que el candidato de la ultraderecha, Sebastian Chenu. "Aflojamos las mandíbulas del Reagrupamiento Nacional para romperlas. La extrema derecha retrocedió porque gracias a nuestro trabajo demostramos que la política no ha muerto".

La política tal vez no ha muerto, pero está casi agonizando, pues la participación fue escasamente superior al 20%. Esta altísima abstención es un campanazo de alerta para la democracia francesa.

La abstención gana, pierde la democracia

"Hacer ganar la abstención es hacer perder la democracia", escribió en Twitter el primer ministro Castex y agregó: "Todos, de manera colectiva, debemos combatir la abstención. No es una formula hueca, sino una exigencia republicana. Yo hago un solemne llamamiento a todos nuestros conciudadanos, a todos vosotros: el próximo domingo, ¡votad!".

Para el politólogo Bruno Cautrès, Francia se ha convertido en una "democracia electoral intermitente; cada cinco años, durante las presidenciales, se presenta una obra y luego los espectadores se van del teatro".

Alexis Brezet, editorialista del diario de derecha Le Figaro, escribió por su lado que "cuando la abstención alcanza este nivel, no es posible explicarlo por el simple efecto de la llegada del verano, la euforia post-Covid o el aburrimiento de este tipo de elección regional. Si cerca de tres electores sobre cuatro decidieron no ir a las urnas, esto no es fruto del azar ni de un accidente. Es más bien la señal de una auténtica secesión democrática, la prueba irrefutable de la falta de credibilidad que afecta a los partidos políticos tradicionales, empezando por el partido del presidente Macron, LREM, el cual debía, supuestamente, 'reducir la fractura democrática'".

La abstención perjudicó sobre todo a la ultraderecha, que solo tiene posibilidades de ganar una región, PACA, al sur. Por eso el llamado de la candidata presidencial ultraderechista Marine Le Pen: "Tomar 5 minutos de su tiempo para hacer escuchar sus ideas no es solamente un deber, sino un derecho. El próximo domingo, vayan a votar".

Las probabilidades de ganar una región para el partido presidencial, La República en Marcha son casi nulas.

Lo paradójico, es que los sondeos auguran en 2022 un duelo por el Elíseo entre los grandes perdedores de hoy, LREM y RN, el presidente Macron y Marine Le Pen.