La suspendida reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que iba a evaluar las recientes protestas en Cuba, pretendía favorecer un cambio de Gobierno en la isla que fuera afín a EEUU, afirmó el fundador del Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina (PTS), Christian Castillo.
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© AFP 2021 / Filippo Monteforte
"La reunión de la OEA buscaba reforzar la política de presión sobre la isla para imponer un Gobierno favorable a los intereses que impulsa el Gobierno de [Joe] Biden, continuando lo hecho por [Donald] Trump (2017-2021) y gestiones anteriores", señaló Castillo.

El referente del Frente de Izquierda de Trabajadores (FIT), que engloba al PTS, no dudó en sostener que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, "es un sirviente de EEUU y ha estado implicado en golpes de Estado ocurridos en la región como es el caso de Bolivia".

"La OEA, como decía el Che Guevara, no es otra cosa que el 'ministerio de colonias' de los EEUU y debe ser disuelta", reflexionó Castillo.

Más allá de la OEA, el FIT condena "resueltamente el bloqueo y todas las sanciones contra Cuba", al tiempo que cuestiona "la represión y detenciones" ocurridas en la isla "luego de las movilizaciones del 11 de julio, donde fueron incluso detenidos militantes comunistas que participaron de las mismas".

"Más allá del intento de utilización que hace la derecha continental y gusana, estas protestas expresan un malestar legítimo de sectores de la población con la situación muy difícil que se vive en la isla", reconoció el dirigente de izquierdas.

La OEA había convocado a su Consejo Permanente a una sesión virtual extraordinaria el 28 de julio, pero hace unas horas la postergó sin dar detalles de los motivos.

Cuba no es miembro de la OEA, después de que fuera expulsada de esa institución en la reunión que tuvo lugar en la ciudad uruguaya de Punta del Este (sureste) en enero de 1962 debido a presiones de EEUU, según las autoridades de la isla.

La Habana rechazó la campaña orquestada desde Washington en su intento de condenar a Cuba, y acusó a la Casa Blanca de presionar política y económicamente a un grupo de países.

Después de las protestas ocurridas en La Habana y otras localidades de la isla el pasado 11 de julio, funcionarios del Gobierno estadounidense y grupos de cubanos residentes en EEUU han mantenido denuncias de supuestas manifestaciones ocurridas en Cuba.