EEUU no sabe qué hacer con la agenda migratoria ni con los proyectos geoeconómicos para Latinoamérica y hasta Trump sopesó enviar a la frontera con México unos 250.000 soldados para frenar la imparable migración. Hoy el diseño migratorio de Biden tampoco ha rendido sus frutos y recurre a la colaboración de los mandatarios también afectados.
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EEUU tiene en Latinoamérica su espejo negro, en el que no le conviene verse a sí mismo debido a su pésimo manejo regional que se quedó anclado en el caduco monroísmo. Un monroísmo muy distante de la Alianza para el Progreso de Kennedy, que lamentablemente nunca pudo ser implementada. Todo esto le ha llevado a perder su otrora enorme influencia, cargada de una eviscerada ideología, que ha sido sustituida por el pragmatismo geoeconómico de China.

Después del doble fracaso de la exembajadora de EEUU en México, Roberta Jacobson, nombrada zarina para la cuestión migratoria en la transfrontera — que luego fue defenestrada por su patente ineficiencia — y de la vicepresidenta Kamala Harris, que nunca entendió la etiología del masivo flujo migratorio que se intensificó y ha puesto contra la pared electoral al Partido Demócrata, ahora toca el turno al secretario de Estado, el israelí-estadounidense Antony Blinken, quien sostuvo la primera Cumbre de Cancilleres sobre la Crisis Migratoria en las Américas, en Colombia.

Blinken, quien ya había estado en Costa Rica y en México para abordar la migración multifactorial que ha desbordado la transfrontera de México con EEUU, sin tangibles resultados terapéuticos, ahora se ha reunido con 17 cancilleres del continente.

La canciller y al mismo tiempo vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, consideró que la "gravísima crisis multidimensional de Venezuela que ha afectado de manera especial a países de América del Sur y, aunque en menor dimensión, lo propio ha sucedido con la migración haitiana que es hoy la más evidente en su paso hacia Panamá".

Justamente el tapón del Darién, el paso selvático entre Colombia y Panamá, constituye la "ruta migratoria más letal de las Américas" y en el 2021 la han cruzado 95.000 migrantes en su mayoría haitianos, venezolanos y cubanos.

Daily Mail dedica un reportaje especial al infernal, letal y carente de leyes tapón del Darién de 106 km en plena selva panameña: repleto de forajidos, tratantes y violadores que hacen su agosto con los haitianos provenientes de Chile y Brasil.

Antes de llegar a Colombia, Blinken visitó Ecuador, donde su presidente Guillermo Lasso decretó el estado de excepción y se está tambaleando debido a sus escándalos en los Papeles de Pandora. Colombia, que muchos observadores señalan como el "Israel de EEUU en Latinoamérica" y que Biden considera como "la piedra angular del hemisferio", también pasa por una fase de inestabilidad con la manifiesta revuelta de sus miléniales.

Aunque ya lo había reportado en su momento, ahora ha vuelto a ser expuesto el peregrino deseo del expresidente Trump de enviar 250.000 soldados — ¡la mitad del Ejército de EEUU! — a la frontera con México en la primavera del 2020, en medio de la pandemia, para frenar la migración y de paso calificar a los narcotraficantes mexicanos de "terroristas", lo cual le auto otorgaba carte blanche para actuar a su antojo.

La proyectada invasión fue rechazada por Mark Esper, entonces secretario de Seguridad Nacional.

Desde la Guerra Civil, el despliegue militar en la transfrontera con México hubiera constituido el más amplio de su ejército.

El plan irredentista fue diseñado por su asesor político, el israelí-estadounidense Stephen Miller, íntimo del talmúdico Jared Kushner.

En realidad, el tóxico Stephen Miller plasmó todas sus fobias contra México y Latinoamérica en la agenda migratoria de Trump, de la que fue su principal arquitecto.

Según The New York Times, finalmente Trump vaciló en su proyectada iniciativa cuando se percató de que México la hubiera definido como "un acto de guerra" y solo se quedó como instrumento disuasivo con el famoso título 42 contra la migración masiva.

Como parte del plan se tenía contemplada la persecución de los cárteles de la droga en México, al estilo de las redadas del Ejército de EEUU en Pakistán y Afganistán.

Sea lo que fuere, ahora Blinken recurre a la colaboración generalizada de Latinoamérica cuando vislumbra "proveer financiamiento a Colombia que ha recibido a dos millones de venezolanos migrantes" y que ahora busca incrementar su número, mientras ha iniciado la deportación de 7.500 haitianos de suelo estadounidense.

Así las cosas, EEUU enfrenta un "cambio brusco en los patrones migratorios" debido al caos político en Latinoamérica y a la pandemia, en los que, también tienen mucho que ver sus selectivas sanciones impuestas a varios países de la región.

Ambas administraciones, tanto la de Trump como la de Biden, han calificado en forma caprichosa las personalidades psicológicas de los migrantes, pero lo real subyace en que, debido a las asfixiantes sanciones y la carencia de tangible ayuda pecuniaria de EEUU, Latinoamérica ha sido atrapada entre el Escila y Caribdis de las endebles cuan oscilatorias políticas migratorias de Washington, lo cual ha sido aprovechado por la gradual y segura penetración muy pragmática de China en la región.

A propósito, Daily Mail asevera que "China ha capturado el patio trasero de EEUU al haber invertido 140.000 millones de dólares en puertos, carreteras y plantas eléctricas en Latinoamérica y el Caribe", lo cual exhibe la evanescencia de EEUU en la región.

En tan solo 20 años, el comercio chino con la región se incrementó de 12.000 millones a 315.000 millones. ¡26 veces más!

China acaba de firmar un acuerdo con Cuba como parte de su gran diseño geoeconómico de la Ruta de la Seda.

Hoy casi la mitad de los países en la región han permutado a EEUU por China como su mayor socio comercial que incluyen a 3 de las 4 más grandes economías — Brasil, Argentina y Colombia — , obvio, sin México.

Es importante señalar que México es el país donde China ha invertido menos debido a los deliberados obstáculos intrínsecos al T-MEC, donde EEUU y/o Canadá pueden asestar su veto para un acuerdo comercial entre México y China.

Cabe señalar que el principal recipiendario de China es Venezuela, con 62.047 millones de dólares, seguido por Brasil con 35.160 millones, Ecuador con 18.339 millones y Argentina con 17.098 millones.

En fechas recientes, propuse un plan Marshall de 400.000 millones de dólares para paliar la crisis migratoria de Latinoamérica y, además, impulsar su desarrollo que ha quedado muy rezagado cuando se compara, por ejemplo, a la próspera simbiosis de China con sus socios del bloque del sudeste asiático (10-ASEAN), que son recipiendarios de su transferencia de tecnología, lo cual no ocurre con EEUU y sus valetudinarios socios comerciales del T-MEC (con México) ni siquiera con su aliado favorito, Colombia.

Mi cifra de 400.000 millones de dólares pareció alucinantemente descabellada para quienes no desean ayudar y sacar del subdesarrollo a Latinoamérica.

Más que nada: frente a las hilarantes cuan delirantes migajas de 4.000 millones de dólares que ha propuesto la Administración Biden en 4 años, mientras que la CEPAL — organismo de enfoque económico dependiente de la ONU — impulsa un Plan Marshall solamente para Centroamérica, específicamente para el triángulo norte — ¡perturba que no incluya a Chiapas! — por 45.000 millones..

Los 4.000 millones de Biden no son nada frente a los 315.000 millones de dólares que ha invertido China en Latinoamérica y el Caribe.

Por lo visto, EEUU no desea cambiar su espejo negro con Latinoamérica.