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Anders Behring Breivik, el autor del atentado de Oslo y la matanza de la isla de Utoya, llamó a la comisaría del distrito de Buskerud Sur justo después de perpetrar sus ataques para entregarse. Los investigadores creen que el fundamentalista cristiano quería ponerse en manos de la Justicia para conseguir extender sus ideas antiislámicas y ultraderechistas.

Según recoge el diario VG este miércoles, las palabras que Breivik pronunció al teléfono fueron estas: "Comandante. Integrado en el movimiento de resistencia anticomunista contra la islamización. La operación ha sido completada, quiero entregarme a Delta".

Por el momento, esa llamada telefónica no consta en los informes de la Policía con todas las comunicaciones que se hicieron en la isla durante la matanza, explica el diario, que incide en que el agente que descolgó el teléfono quiso telefonear inmediatamente después a Breivik pero no contestó.

La inteligencia noruega sigue trabajando en la isla, donde murieron 69 personas que participaban en un campamento organizado por el partido laborista del primer ministro Jens Stoltenberg, en busca de nuevas pruebas que aporten más datos sobre los ataques.

Breivik permanece detenido en una celda aislada y está vigilado 24 horas al día para evitar que intente suicidarse.