Una delegación de 11 representantes del Fezzan se encuentra actualmente en Francia para celebrar una conferencia sobre el reparto de Libia en tres pedazos: Tripolitana, Cirenaica y Fezzan.
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El coordinador de la conferencia es Alí Zidane, representante de los intereses coloniales franceses en Libia. Cuenta con el apoyo de Mansur Seif Al Nasr, antiguo embajador libio en Francia.

Rusia no se ha asociado al proyecto francés y Turquía tampoco. La posición de los socios regionales (Egipto, Argelia) no se conoce.

En 2011 Francia tuvo un papel protagonista en la agresión de la OTAN contra Libia, que destruyó el país y lo devolvió a la Edad Media. Ahora París reconoce oficialmente al Gobierno de Unidad Nacional (GUN), con sede en Trípoli, aunque practica un doble juego diplomático. Mantiene buenas relaciones con el GUN, reconocido por la ONU, al tiempo que presta un apoyo ilimitado al señor de la guerra de Cirenaica, el mariscal Haftar.

En abril de 2019 Haftar intentó capturar Trípoli con una operación militar masiva que fracasó a pesar del apoyo de Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Rusia, Francia y Arabia Saudí. De esa manera, Haftar se convirtió en un personaje cada vez más incómodo, sobre todo para sus aliados.

Está claro que el mariscal no es la solución sino el problema, o por lo menos, uno de los problemas de Libia. Ha cambiado su uniforme militar por un traje civil y una corbata, pero no engaña a nadie.

Después de sembrar la muerte y la destrucción en el país, los imperialistas han tratado de arreglarlo a su manera por un motivo bien fácil de entender: ahora más que nunca necesitan del petróleo libio.

Sin embargo, las iniciativas se han estancado ante la intransigencia de los beligerantes. El proceso político iniciado por la diplomática estadounidense Stephanie Williams no ha sido respetado por los protagonistas de la crisis libia. Las elecciones presidenciales y legislativas no se celebraron en diciembre del año pasado, como estaba previsto en los acuerdos de Berlín.

Francia siempre ha tenido sus ojos puestos en el Fezzan y quiso que formara parte de sus colonias africanas. El sueño de Francia de incorporar este inmenso territorio sahariano, ocupado por las tropas del general Leclerc en 1942, al tratado de paz con Italia del 10 de febrero de 1947 (Francia, Reino Unido, URSS, Estados Unidos) le obligó a reconocer la integración del Fezzan en el nuevo Estado independiente de Libia en 1951.

Los tres territorios de Tripolitania, Cirenaica y Fezzan, fueron administrados desde Londres y París, que transfirieron sus poderes al nuevo gobierno independiente. Sin embargo, Francia conservó cierta influencia a través de los acuerdos franco-libios de 1955.

La llegada de Gadafi al gobierno en 1969 puso fin a las pretensiones de Francia sobre el Fezzan y sobre Libia hasta 2011.