El presidente estadounidense, Joe Biden, estará de gira por Oriente Medio del 13 al 16 de julio, con miras enfocadas en Arabia Saudí, país con el que ha tenido una relación de amistad y enemistad según sus intereses.
Saudi Arabia USA
© AP Photo / Hassan Amma
Aunque como candidato prometió que trataría a los saudíes como "los parias que son", como presidente sabe que las cosas son distintas. El conflicto en Ucrania ha llevado a Joe Biden a suavizar su postura en contra de Arabia Saudí. De hecho, Washington ya quiere que sean aliados. Aunque sea por conveniencia.

¿Pero cómo es que para Estados Unidos este reino del Oriente Medio pasó de ser un régimen antidemocrático y feudal a un probable amigo estratégico?

Expertos consultados por Sputnik consideran que hubo dos factores que hicieron virar de opinión a la Casa Blanca: la crisis en la cadena de suministros derivada de la pandemia de COVID-19 y el conflicto entre Rusia y Occidente, que ha traído un reacomodo geopolítico y ha provocado una profunda crisis en la industria energética internacional.


"El viaje de Biden a Arabia Saudí tiene toda la intención de solicitar a los saudíes un control de los precios del petróleo y, tal vez, una mayor producción que pueda aliviar el alto precio de los combustibles", observa Moisés Garduño, internacionalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid.

De esta manera, dice, Estados Unidos busca bajar el precio de la gasolina, que es lo que realmente preocupa a Biden de cara a las elecciones intermedias de noviembre, en las que los demócratas podrían salir perdiendo debido al descontento del pueblo estadounidense por los altos precios de la gasolina.
"Muchos estadounidenses que pagaban dos o tres dólares por un galón de gasolina, con los precios actuales pagan hasta siete u ocho dólares por galón, lo cual es un golpe muy fuerte a la economía y un factor importantísimo en las elecciones cuando es hora de votar", asegura Garduño.
Durante su visita a Riad, la capital del reino petrolero, el presidente Biden se reunirá con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, quien anteriormente fue señalado por las autoridades estadounidenses como el responsable de la tortura y la muerte del periodista disidente saudí, Jamal Khashoggi, quien colaboraba para el diario The Washington Post.


Comentario: Aquí nos damos cuenta lo sólida que es la moral de EEUU. Un día te condenan como enemigo del estado y al otro eres su mejor aliado.


Sin embargo, ni siquiera ese hecho que fue tan simbólico para el Gobierno estadounidense como una violación a los derechos humanos y a la libertad de expresión, llevó a Biden a mantener su postura en contra de los saudíes. De algún modo, coinciden los especialistas, esta vez el acercamiento entre Estados Unidos y Arabia Saudí podría considerarse un triunfo de la real politik frente a cualquier discurso moral o diplomático de los norteamericanos.

Una retrospectiva permite vislumbrar un posible objetivo de Biden en su visita al reino saudí: convencer a Riad de producir más petróleo para bajar los precios de éste y, de ese modo, debilitar a Moscú en medio del conflicto que mantiene Rusia con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

"Estados Unidos le ha puesto sanciones al petróleo ruso, pero necesita otros proveedores. Por eso Biden va a Arabia a ver si logra tener un acuerdo con Aramco e incidir en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), donde está Rusia, cuya participación fue clave para que no se produjera más crudo y, de esa manera, evitar que hubiera una caída en los precios", explica Ana Teresa Gutiérrez del Cid, internacionalista de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM) y autora del libro El regreso de la geopolítica. Rusia y la reconfiguración del poder mundial (2016).
"Como se hizo antes poco antes de la desintegración de la Unión Soviética, cuando Arabia Saudí derramó millones de barriles al mercado mundial para acabar de fracturar la economía soviética, la idea ahora es hacer lo mismo: acercarse a los saudíes y conseguir petróleo para sus aliados europeos en medio de este conflicto de Ucrania que ha elevado los precios de los energéticos. Sin embargo, la estrategia de Biden podría no tener éxito, porque actualmente los saudíes son más cercanos a Rusia que a Estados Unidos", agrega.
Un vínculo complejo

La relación entre ambas potencias ha transitado por una serie de vaivenes que son determinados por los intereses bilaterales. Sin embargo, hay una vieja constante desde la década de 1940: Arabia Saudí compra grandes cantidades de armamento estadounidense y Estados Unidos busca controlar los precios del crudo a través de un control de los flujos petroleros que pasan por el Golfo Pérsico.

De hecho, este reino de Oriente Medio es uno de los cinco principales compradores de armas en el mundo, de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés). El 24% del total de las exportaciones estadounidenses fueron adquiridas por Arabia Saudí, país que depende de la seguridad que brinda Estados Unidos en la región y en el Golfo Pérsico, señala el especialista.

En 1941 se hallaron enormes yacimientos de petróleo en Arabia Saudí. En ese momento, Estados Unidos era el productor del 60% del crudo en el mundo, por lo cual le interesó iniciar relaciones diplomáticas oficiales con los saudíes.
"Aprovechando que Arabia era un país muy subdesarrollado, Washington empezó a otorgarle préstamos y así apoyó la emisión de la moneda del real saudita. Con todo ese dinero facilitado por los estadounidenses, los saudíes construyeron Aramco, el gran imperio petrolero de la actualidad", explica la internacionalista Gutiérrez del Cid.
Como en aquellos años los países árabes eran colonias inglesas, Estados Unidos afianzó su posición con Arabia Saudí en la zona y, con ello, el reino petrolero se convirtió en el gran aliado de Washington durante toda la Guerra Fría, abunda la especialista en geopolítica energética mundial.
"Estados Unidos aceptó a los saudíes como aliados aunque en ese país vivieran como en la Edad Media y no existieran derechos humanos. Eso sí, se centraron en criticar a China o a la Unión Soviética pero no a Arabia Saudí, porque de ahí extraían petróleo", apunta Gutiérrez del Cid.
Ruptura y reconciliación

En 2013 comenzó un distanciamiento entre las dos naciones, sobre todo a raíz de que el expresidente estadounidense Barack Obama se acercó a Irán para crear un acuerdo nuclear. "Pero Irán es el principal competidor de Israel y de Arabia Saudí en el Golfo Pérsico", recuerda la internacionalista.

Además, en 2014, Obama le pidió a Arabia Saudita un paquete de ayuda para Ucrania por 15.000 millones de dólares cuando ocurrió el derrocamiento de Víktor Yanukóvich. Luego, durante le Administración de Donald Trump, hubo constantes acercamientos con el régimen saudí, al que le vendió una gran cantidad de armas.

Sin embargo, un enfriamiento volvió a presentarse tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en 2018.
"Ese fue el pretexto para que Estados Unidos se alejara y comenzara a criticar a Arabia Saudí, cuyo petróleo obtenido por fracking ya no era necesitado por la industria estadounidense. Lo que no sabía Washington, evidentemente, es que el conflicto en Ucrania los haría cambiar de opinión ante la gran crisis energética que sucede actualmente", indica Gutiérrez del Cid.
Arabia Saudí se ha mostrado neutral en el conflicto entre Rusia y Occidente. Sin embargo, sí ha tomado partido en otros ámbitos: mientras que las llamadas del Gobierno chino son contestadas directamente por el príncipe Mohammed bin Salman, los mensajes de Biden son ignorados.
"Hay una buena comunicación estratégica entre Rusia y Arabia Saudí. Por eso, en estos momentos Estados Unidos querrá hacer algo que le pueda dar oxígeno en términos económicos, aunque Arabia Saudí le podría pedir concesiones extra, como más armamento o armamento más barato. O quizá algún escenario geopolítico donde se contenga a Irán en su búsqueda de un programa nuclear. Todo son especulaciones; habrá que esperar a que ocurra la reunión", considera Garduño.