El jefe adjunto de la Misión de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, catalogó de otro montaje las declaraciones de Ucrania, según las cuales las Fuerzas Armadas de Rusia supuestamente atacaron con un misil un centro comercial en la ciudad ucraniana de Kremenchug ubicada en la provincia de Poltava (centro).
Ukrainian soldier
© AFP 2022 / Bulent Kilic
"Parece que estamos ante una nueva provocación ucraniana al estilo de Bucha. Hay que esperar lo que diga nuestro Ministerio de Defensa, pero ya hay demasiadas contradicciones que se notan", escribió Polianski en su cuenta de Twitter.

El Gobierno ucraniano denunció que las fuerzas rusas atacaron con un misil el centro comercial Amstor situado en la ciudad ucraniana de Kremenchug. En el momento del ataque, según el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el centro comercial se encontraban "más de 1.000 personas".

Según el jefe de la administración militar de la provincia de Poltava, Dmitri Lunin, en el bombardeo perdieron la vida al menos 15 personas y otras 40 sufrieron lesiones.

"Es prematuro hablar del número final de muertos", escribió Lunin en su canal de Telegram.

Los militares rusos, así como los de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, no han comentado hasta ahora esa información.

A principios de abril pasado, las autoridades ucranianas y varios medios de comunicación internacionales difundieron numerosas imágenes de cámara y satélite en las que aparecen cadáveres de civiles, algunos maniatados, en las calles de la ciudad ucraniana de Bucha, que estuvo bajo el control de las tropas rusas, las cuales la abandonaron el 30 de marzo.


La fiscal general de Ucrania, Irina Venedíktova, comunicó el 10 de abril que en total las autoridades hallaron en la provincia de Kiev 1.222 cadáveres.

Mientras que las autoridades ucranianas y los países que se solidarizan con Kiev bautizaron como la "masacre de Bucha" lo ocurrido en esta urbe, el Ministerio de Defensa ruso calificó ese suceso de "montaje" y "provocación", negando que los vecinos locales sufrieran abusos cuando la localidad permanecía bajo el control de las tropas rusas.

El Kremlin rechazó en términos categóricos la implicación de militares rusos en asesinatos de civiles en Bucha e insistió en que se organizara un debate internacional al respecto, pero a la vez se mostró escéptico ante la posibilidad de que se llevara a cabo "una investigación verdaderamente imparcial".

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el 24 de febrero el lanzamiento de una operación militar especial en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitaban ayuda frente al "genocidio" por parte de Kiev.

Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.

Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.