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El estudio de una historia familiar, sobre envenenamiento por mercurio, se convirtió en en evidencia sobre el riesgo para desarrollar autismo a partir del citado quimico, según los investigadores. Acorde a una encuesta realizada por la Universidad de Swinburne en Melbourne de Australia, sobre 522 sobrevivientes de la enfermedad de Rosa - una forma de envenenamiento por mercurio común en el siglo 20 -, uno de cada 25 de sus 398 nietos, de entre seis y 12 años, tienen un trastorno del espectro autista.

La prevalencia es seis veces mayor a los diagnosticos en la población general.

El estudio, publicado esta semana en la revista de Toxicología y Salud Ambiental, indica que los nietos no tienen índices más altos de otras enfermedades como la epilepsia, síndrome de Down o trastornos por déficit de atención con hiperactividad.

Los autores estudiaron los diagnósticos de autismo que dieron los sobrevivientes, y señalaron que existe una "evidencia creciente" sobre un vínculo entre la genética, la sensibilidad de mercurio y los trastornos del espectro autista.