Comentario: En SOTT llevamos años investigando la relación entre los fenómenos cósmicos y los cambios terrestres. Como ya hemos señalado en innumerable cantidad de artículos, nuestra investigación nos sugiere un panorama algo más complejo y un contexto mucho mayor que el expuesto en este artículo. En principio parece haber una relación mucho más notable entre catástrofes terrestres y alineamientos planetarios, que entre las catástrofes y la actividad solar.
A la vez es necesario mencionar que hay significativos indicios (quizá más que indicios, claras evidencias) de que la teoría del Universo Eléctrico de James Mc Canney explica de un modo mucho más ajustados los fenómenos extraplanetarios y la relación de estos con nuestro planeta.
Para abordar con mayor profundidad estos conceptos ligeramente esbozados sugerimos la lectura de los siguientes artículos:
- Elenin, Nibiru, Planeta-X - Hora de un chequeo de cordura
- ¿Cambio magnético? ¡Mira el cielo!
También sugerimos la lectura de la serie "Cometas y Catástrofes" empezando por el primer artículo de esta colección:
- Olvídense del calentamiento global: ¡Estamos a un paso de la extinción!
Al final de cada artículo se encuentra un vínculo al siguiente artículo de la serie.
La creciente actividad solar de los últimos días ha puesto a los servicios de predicción geológicos de todo el mundo en alerta en vistas de la correspondencia observada entre explosiones solares y el terremoto en Japón y las explosiones volcánicas en Chile e Indonesia.
Diferentes previsiones ponen su punto de atención sobre todo en el famoso Anillo de Fuego del Pacífico: sur de Sumatra, Banda-Mar (Indonesia), Islas Salomón, Papua Nueva Guinea y Perú. También podría verse afectada la zona por una nueva erupción del volcán Krakatoa.
En tanto, en el hemisferio norte, las zonas amenazadas serían Grecia, Turquía y Kazakistán, con una hipotética erupción del Mt. Etna.
Otras regiones que podrían estar afectadas por anomalías geomagnéticas son Puerto Rico, Filipinas y Sudáfrica.
Aunque las previsiones no son precisas y en realidad no se sabe a ciencia cierta en qué parte de la Tierra podría afectar la oleada electromagnética proveniente del sol, pero las alarmas ya están encendidas.
Un video publicado en Youtube y basado en observaciones de 6 agencias de observación espacial diferentes hace un análisis acerca de las posibilidades de que se produzca un terremoto entre el 8 y 11 de agosto en alguno de los lugares mencionados.
El investigador ruso Serguei Yázev opina que fuertes erupciones de plasma y llamaradas solares resultantes en la tormenta magnética más poderosa del último quinquenio, registrada el 6 de agosto, marca el inicio del incremento general de la actividad solar que podría prolongarse hasta finales de este año.
"Hemos entrado en la fase de un nuevo incremento local de la actividad solar. Me atrevería a pronosticar que este brote durará hasta finales de 2011, tras lo cual habrá otro más, y así sucesivamente, hasta alcanzar el máximo en 2013", señaló Yázev, quien dirige el laboratorio de Astronomía en la Universidad de Irkutsk y es colaborador del Instituto de física solar y terrestre anexo a la división siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.
A finales de julio y a principios de agosto se registraron varias explosiones solares, entre ellas, dos llamaradas de intensidad M, la segunda más fuerte en la clasificación vigente a día de hoy. En la madrugada del 6 de agosto se inició la tormenta magnética más fuerte de los últimos cinco años. La amplitud de perturbaciones magnéticas en la Tierra subió rápidamente al nivel Kp=8, o nueve puntos en la escala de diez.
Sin embargo, Yázev recordó que el Sol suele "tomarse una tregua" tras eventos de este tipo y mostrarnos su "hemisferio pacífico", de modo que las próximas dos semanas serán de "relativa tranquilidad".
La actividad solar obedece a ritmos muy variados, entre ellos, un ciclo de once años cuyo auge va acompañado de numerosas llamaradas, explosiones y manchas que tienden a desaparecer en períodos de calma. El ciclo anterior que se inició en 1996 fue inusitadamente tranquilo; el nuevo, que ya es el 24º, también se destaca por una movilización más lenta de lo habitual: el número de explosiones poderosas es notablemente inferior a lo que podría esperarse en esta fase.
La inversión de los polos
Desde Hyderabad, india, un grupo de científicos geofísicos, astrofísicos e informáticos acaban de anunciar en un diario local que - extrapolando sus modelos computarizados-- la creciente actividad solar podría producir, a fines del 2012, un proceso de inversión del polo magnético en la Tierra. Los expertos aclararon que este raro fenómeno cósmico ya sucedió hace millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios, por lo que en esta oportunidad se esperan igualmente efectos catastróficos en el planeta.
La inversión del polo magnético es un proceso que ocurre cuando el Polo Norte y el Polo Sur invierten sus posiciones y el campo magnético de la Tierra alcanza magnetismo cero por un tiempo, surgiendo importantes problemas en el globo terráqueo, tales como: interferencia en sistemas eléctricos, electrónicos y electromagnéticos, con efectos visibles en la transmisión eléctrica, las telecomunicaciones y la navegación, pudiéndose generar un caos económico en un planeta que depende fuertemente de la electricidad, el Internet, el GPS, la telefonía fija y celular, la radio y la televisión.
Pero también los seres vivientes sentirían el fenómeno, pues los pájaros experimentarían una pérdida del sentido de la dirección en sus migraciones y se debilitaría sustancialmente el sistema inmunológico de todos los animales, incluyendo los seres humanos. Al debilitarse la magnetósfera o capa magnética terrestre, se incrementaría la radiación cósmica del Sol haciendo inevitables peligros de la radiación como el cáncer y otras enfermedades degenerativas.
Por otra parte, la corteza terrestre experimentaría un aumento de actividad volcánica y tectónica, que significan nubes de cenizas, terremotos y deslizamientos de tierra. Esto, sin contar que el campo gravitatorio del planeta sufrirá un cambio sustancial que no sería cuantificable por ahora, pero que tendría ciertos efectos en todo satélite en órbita -incluyendo la Luna- así como en los lanzamientos espaciales y de cohetes. Este efecto se sentiría también en planetas vecinos y especialmente en los más cercanos como Mercurio y Venus.
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