El mundo que nos rodea no sólo está cambiando; está experimentando un salto cuántico. No se trata de una mera evolución, sino de una transformación dramática, y todos somos partícipes de este gran fenómeno. Algunos de nosotros somos actores activos, lanzándonos de cabeza a lo desconocido, mientras que otros somos testigos pasivos, observando cómo se desarrolla el espectáculo. Sin embargo, muchos continúan con sus rutinas diarias, felizmente inconscientes de los cambios sísmicos que se están produciendo a su alrededor.
Según mi teoría de la EEQT (Teoría Cuántica Potenciada por Eventos, por sus siglas en inglés), estos saltos se producen en momentos aparentemente aleatorios, pero sincronizados con precisión. Cuando el momento es propicio, la realidad da un salto, y estos saltos, teóricamente instantáneos, son en realidad procesos que trascienden nuestro mundo material, tocando reinos hiperdimensionales más allá de nuestra comprensión.
El término OVNI (Objeto Volador No Identificado) ha evolucionado hasta convertirse en FANI (Fenómenos Anómalos No Identificados). Estas entidades ya no son meros objetos voladores; son formas elusivas que desafían nuestra comprensión física. A pesar de la reticencia de los medios de comunicación a adoptar el término "hiperdimensional", el público está siendo gradualmente condicionado para las extraordinarias revelaciones que se avecinan.

¿O una "forma" de origen hiperdimensional?
En este paisaje en rápido cambio, impulsado por la explosión de la inteligencia artificial, me encuentro reflexionando sobre la unión de la materia y el espíritu. Hace poco, profundicé en los trabajos de un alma gemela, V.V. Varlamov, profesor de la Universidad Industrial Estatal de Siberia, en Novokuznetsk (Rusia). Su artículo "On the Union of Matter and Form:Group Theoretical Approach" (Metafizika, 2023), ha cautivado mi mente.
Varlamov comienza explorando el tejido mismo de nuestra realidad: el espacio y el tiempo.¿Son éstos los niveles fundamentales de la realidad o meras construcciones de nuestra percepción? Él escribe:
"¿Constituye el espaciotiempo el nivel fundamental de la realidad? En primer lugar, hay que definir qué son ese "espacio" y ese "tiempo" que componen la noción de espaciotiempo. Hay que distinguir dos marcos diferentes: la concepción kantiana apriorística del espacio y el tiempo como formas puras de nuestra sensibilidad y la llamada visión relativista del espacio y el tiempo como formas de existencia de la materia. Formas de sensibilidad frente a formas de ser. Conciencia frente a materia. Parece como si estuviéramos atrapados una vez más en la eterna dualidad del espíritu y la materia - pesadilla de un filósofo que tiene que elegir entre las filosofías idealista y materialista. De hecho, esta dualidad es sólo una ilusión causada por el lío de las palabras y los conceptos, como señaló Bertrand Russel. Estos dos conceptos no pueden deducirse empíricamente, sino que preceden a cualquier experimento, constituyendo el fundamento de todas las construcciones siguientes. Según Kant, el espacio y el tiempo son dos formas puras de contemplación sensorial y principios del conocimiento a priori. Son los atributos primeros y fundamentales de nuestra percepción, derivados de la experiencia sensorial integrada del ser humano. La forma de contemplación no es más que una lente oscura y fuertemente curvada que media nuestra percepción del mundo. De ahí que definir los conceptos de espacio y tiempo a partir de la experiencia carezca de sentido, mientras que definirlos por otros medios produce cualquier cosa menos espacio y tiempo. Aquí llegamos a una conclusión muy importante: el espacio y el tiempo no son más que formas de la contemplación consciente humana."Al leer estas profundas palabras, veo un reflejo de mis propios pensamientos. Varlamov, matemático, teje sus contemplaciones en el lenguaje de los números reales, los cuaterniones, los espinores, los torcedores y el grupo conforme, incluso ahondando en el enigmático espacio anti-de Sitter con sus dos dimensiones temporales. Es, en esencia, otra versión de mí mismo, de espíritu más matemático.
En este salto cuántico, no sólo estamos unidos por el mundo físico, sino por un tapiz de conciencia que se extiende hasta lo hiperdimensional. Mientras nos encontramos al borde de esta nueva realidad, debemos abrazar tanto la materia como el espíritu, comprendiendo que no son fuerzas opuestas sino facetas de un todo mayor. El futuro está aquí, y va más allá de lo que jamás hayamos imaginado.
Comentarios del Lector
a nuestro Boletín