Desde julio del año pasado Níger ha puesto en jaque los intereses franceses en el país. Primero fue la expulsión de 1.500 soldados franceses y la salida forzosa del embajador francés. Luego el gigante francés del uranio, Orano, se vio obligado a suspender su producción.
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Su salida marca la culminación de una política de reapropiación de los recursos naturales encabezada por la junta militar nigerina, que ha ampliado sus asociaciones internacionales. El país africano, que durante mucho tiempo fue la "despensa nuclear de Francia", ha dado un vuelco total a sus relaciones con la antigua metrópoli.

El golpe de definitivo llegará el 31 de este mes, cuando Orano suspenda su producción de uranio en Níger. Es una decisión histórica que se produce después de meses de tensiones y bloqueos, en particular la imposibilidad de exportar el mineral a través de las fronteras cerradas con Benín.

Los intentos de encontrar soluciones alternativas, como la exportación aérea a través, han quedado en letra muerta frente a la determinación de los militares nigerinos. La empresa francesa del uranio, cuyo capital es propiedad del Estado al 90 por cien, se encuentra bloqueada con más de mil toneladas de materia prima, lo que representa un valor de mercado de 300 millones de euros.

La suspensión de las actividades de Orano plantea numerosos interrogantes. Las organizaciones de la sociedad civil nigeriana, en particular CRESCA y ROTAB, exigen garantías sólidas en materia de reurbanización de los yacimientos, descontaminación de las aguas subterráneas y gestión de los residuos radiactivos. La suerte de sus 780 trabajadores y de otros tantos subcontratistas, casi todos nigerinos, sigue siendo una gran preocupación, aunque Orano se compromete a mantener sus salarios hasta finales de este año.

El nuevo gobierno nigerino no oculta su deseo de recuperar el control de sus recursos de uranio. La reciente creación de la empresa estatal "Timersoi National Uranium Company" es prueba de ello. El país, que aporta el 4,7 por cien de la producción mundial de uranio natural, dispone de importantes activos, en particular el yacimiento de Imouraren, cuyo permiso de explotación fue retirado a Orano en junio.

Para Orano, las consecuencias financieras ya son visibles con una pérdida de 133 millones de euros en el primer semestre de este año. El grupo intenta tranquilizar a sus clientes destacando sus otras fuentes de suministro en Canadá y Kazajstán, pero la suspensión de la producción en Níger representa un importante revés estratégico y económico para Francia.

Unos se van y llegan otros. El martes el ministro turco de Energía y Recursos Naturales, Alparslan Bayraktar, anunció la firma de un memorando de entendimiento entre Turquía y Níger en el sector minero. El convenio allana el camino para que las empresas turcas realicen trabajos de exploración minera en el país africano.