El presidente Obama pronunció un vacío y arrogante sermón en las Naciones Unidas el miércoles, adornado con perogrulladas sobre la "paz", con el propósito de ocultar las políticas depredadoras de Washington.© Desconocido
El presidente de EE.UU. recibió una tibia reacción de los jefes de Estado, ministros de exteriores y delegados a la ONU reunidos. Ni una sola línea en su discurso provocó aplausos. La novedad de hace dos años, cuando Obama hizo su primera aparición ante el organismo posando como campeón del multilateralismo en contraste con Bush, se evaporó hace tiempo. Como el mundo llegó a saber muy rápido,
el cambio de ocupante de la Casa Blanca hizo poco por cambiar la dirección de la política exterior estadounidense o por limitar la expansión del militarismo de EE.UU.
El propósito inmediato del discurso de 47 minutos de Obama fue suplementar una campaña entre bastidores de
amenazas e intimidación orientadas a obligar a la Autoridad Palestina a abandonar su plan de buscar una votación en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el reconocimiento de su condición de Estado miembro soberano.
Washington ha prometido vetar cualquier intento de reconocimiento de Palestina como Estado si llega al Consejo de Seguridad, una acción que solo subrayaría el verdadero carácter de la política imperialista de EE.UU. en Medio Oriente y
la hipocresía de sus afirmaciones de identificación con los levantamientos revolucionarios de las masas árabes.
El discurso y la defensa por Obama de la amenaza de veto sirvieron para lograr el mismo propósito: disminuir aún más la popularidad del presidente de EE.UU. en el mundo árabe. Según un sondeo reciente, su calificación favorable en la región ha caído de cerca de un 50% cuando llegó al poder a apenas 10%, aún menos que George W. Bush en su segundo período.
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