Una introducción al nuevo "revisionismo" auspiciado por los Estados UnidosEn estos días se conmemora otro aniversario del final de la guerra en Europa, como ya hemos dado alguna pista en algunas entradas en este blog,
los Estados Unidos e incluso países europeos pretenden desconocer y borrar de los libros de historia el papel del Ejército Soviético en el triunfo sobre el nazismo. La premisa es esa y no solo minimizar el papel de la URSS en la victoria de la Segunda Guerra Mundial. No es de extrañar que no se publicite en estos días la celebración en Moscú del «Día de la Victoria» sobre el fascismo.
© Lukomski Ilya AbelevichJuramento de Stalingrado
Tampoco se puede ocultar el rol de naciones europeas como la Gran Bretaña y Francia, principalmente, sin olvidar a otras que cayeron bajo el yugo nazi, ni el aporte norteamericano en el teatro de operaciones y su apoyo desde el inicio de la contienda con el suministro logístico militar tan necesario para que la Gran Bretaña resista. Los países europeos ocupados por la bota nazi tuvieron que padecer y pagar su terrible contribución en sangre y la destrucción de sus naciones.
Pero,
ninguno de esos hechos puede ser invocado, abusivamente, en aras de intereses político-económicos de la actualidad, para ofender la memoria de millones de combatientes rusos (y soviéticos) quienes derramaron su sangre y pusieron la mitad de los muertos en el conflicto mundial. Resulta un irrespeto total, una burla a los caídos y a sus descendientes el pretender empequeñecer el sacrificio ruso.
La 'guerra fría' ha resurgido, y es obligatorio - para los Estados Unidos y sus socios- volver a satanizar a un "enemigo". Y en el mundo actual, el único que reúne esos requisitos es la Federación Rusa, ni siquiera Corea del Norte con sus arsenales nucleares (condenados por los propios rusos) son vistos como una amenaza mayor.
La mejor forma es al estilo nazi, con el bombardeo de propaganda. Aun en pleno siglo XXI, la difusión del legado del nazismo va adquiriendo nuevas dimensiones, es un arma silenciosa, psicológica, que va adoctrinando y no informando a las juventudes de Hispanoamérica con historias fraudulentas. La tarea ha sido encomendada para su recreación a grupos de la ultraderecha, quienes pregonan el retorno del fascismo como solución a los problemas del mundo contemporáneo, acusando a diestra y siniestra de una enorme conspiración judía para apoderarse del mundo.
Todo esto aun con la mirada complaciente del "sionismo" y el lobby judío en Norteamérica, paradójico, pero cierto.
A Israel le resulta útil y gratificante una ola de antisemitismo, conocido camufladamente como antisionismo, porque es la mejor arma para recordar hechos del pasado y obtener -¡hasta hoy!- compensaciones económicas y de otro tipo. Entonces, lo mejor que puede hacer la extrema derecha, los "revisionistas" y otros exaltados, es hacerle el juego a ese pseudo estado conocido como Israel, concientes o de forma inconsciente le hacen el juego (ni los líderes de estos movimientos conocen los objetivos, mientras una masa sucia de seguidores se tragan toda la inmundicia que se les mete en el cerebro).
En el tema que nos ocupa, la mejor forma de desnaturalizar el aporte ruso y de la extinta Unión Soviética en la segunda guerra mundial es aplicando la misma retórica de la época del nazismo. Ya había expresado en un anterior ensayo que nadie debe dudar, ni tomar a la ligera estos hechos. El gobierno norteamericano se ha pronunciado por rescribir la historia de la segunda guerra mundial, su propósito no es otro que minimizar el papel protagónico en la victoria contra el fascismo de la Rusia soviética. Ucrania es el ejemplo más palpable,
estamos ante el retorno de lo incomprensible, el nazismo en su esencia pura, donde se exalta, hasta el grado de erigirles héroes nacionales a los jefes del colaboracionismo. De esa manera consiguen borrar la historia reciente en aras de perversos planes. Es lo que muchos llaman erróneamente "revisionismo".
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