Traducido por el equipo de SOTT.net

© markchentx/iStockUn fósil intrincadamente conservado de Arctinurus Trilobite
En relación con el conocido y persistente problema de la explosión cámbrica, Stephen Meyer expuso la cuestión de la forma más clara y sucinta posible en su exitoso libro
Darwin's Doubt: «the origin of new biological information» (La duda de Darwin: «el origen de la nueva información biológica») (p. ix). Ha repetido esta cuestión en
vídeos, entrevistas, debates, artículos y discursos antes y después de 2013, fecha de publicación del libro. De hecho, fue la cuestión central del
artículo de Meyer en el Smithsonian que provocó la destitución de
Richard Sternberg en 2004. Con los científicos del movimiento ID exponiendo esta cuestión continuamente durante más de dos décadas, los biólogos evolutivos no pueden alegar ignorancia al respecto. Sin embargo, hasta el día de hoy, lo siguen eludiendo. En tres artículos recientes, vemos cómo hablan de todo y de nada menos de la cuestión: el origen de la nueva información biológica. Veamos estos artículos por orden de publicación.
Jugueteo con el Reloj MolecularEl pasado noviembre, Philip C. J. Donoghue, de la Universidad de Bristol (mencionado por Bechly
aquí), y tres colegas se esforzaron por calibrar los registros fósiles ediacaranos y cámbricos con la hipótesis del «reloj molecular» (véase mi análisis del reloj molecular
aquí). Conseguir que estas dos fuentes de datos encajen ha sido un reto omnipresente a lo largo de toda la línea temporal evolutiva. El resumen de su artículo en
Science Advances1 afirma que lo han conseguido, pero termina con una afirmación interrogativa:
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