Traducido por el equipo de Sott.netMarcar el paso del tiempo en un mundo de relojes y péndulos es un simple caso de contar los segundos entre "entonces" y "ahora".
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Sin embargo, en la escala cuántica del zumbido de los electrones, el "entonces" no siempre puede anticiparse. Y lo que es peor, el "ahora" a menudo se desdibuja en una bruma de incertidumbre. Un cronómetro no es suficiente para algunas situaciones.
Una posible solución podría encontrarse en la propia forma de la niebla cuántica, según investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia).
Sus experimentos sobre la naturaleza ondulatoria de algo llamado estado de Rydberg han revelado una nueva forma de medir el tiempo que no requiere un punto de partida preciso.Los
átomos de Rydberg son los globos sobreinflados del reino de las partículas. Inflados con láseres en lugar de aire, estos átomos contienen electrones en estados de energía extremadamente altos, orbitando lejos del núcleo.
Por supuesto, no todas las bombas de un láser necesitan inflar un átomo hasta proporciones de caricatura. De hecho, los láseres se utilizan habitualmente para hacer cosquillas a los electrones y llevarlos a estados de energía más altos para una variedad de usos.
En algunas aplicaciones, se puede utilizar un segundo láser para controlar los cambios en la posición del electrón, incluido el paso del tiempo. Estas técnicas de
"bomba-sonda" pueden utilizarse, por ejemplo, para medir la velocidad de ciertos dispositivos electrónicos ultrarrápidos.
Inducir a los átomos a estados de Rydberg es un
truco muy útil para los ingenieros, sobre todo a la hora de diseñar
nuevos componentes para los
ordenadores cuánticos. Ni que decir tiene que los físicos han acumulado una gran cantidad de información sobre el modo en que los electrones se mueven cuando se les empuja a un estado de Rydberg.
Comentario: Carlson a partir de 2021:
Ver también: Brujas, cometas y cataclismos planetarios