La actividad solar sigue intensificándose. En agosto de 2024, el número medio mensual de manchas solares superó las 200 por primera vez en 23 años, casi duplicando la previsión oficial:
No se esperaba que el ciclo solar actual (Ciclo Solar 25) fuera tan fuerte. Cuando comenzó en diciembre de 2019, los expertos predijeron que sería débil como su predecesor inmediato, el Ciclo Solar 24. En cambio, el Ciclo Solar 25 puede estar en camino de rivalizar con algunos de los ciclos más fuertes del siglo XX.
Ya en mayo de 2024 hemos experimentado una tormenta geomagnética de clase centenaria con auroras avistadas en el Pacífico Sur, América Central y el sur de África.
Comentario: Informado aquí: Auroras sin precedentes en el Pacífico Sur confirman la reciente tormenta geomagnética como «Gran Tormenta», de la misma clase que el Evento Carrington de 1859
La última vez que el recuento de manchas solares fue tan elevado, entre septiembre y diciembre de 2001, el Sol se preparaba para lanzar las Grandes Tormentas de Halloween de 2003, que incluyeron la llamarada solar de rayos X más potente jamás registrada (X45) y una CME tan potente que fue percibida por el Voyager en el borde del sistema solar. Una repetición no está garantizada, pero el recuento actual de manchas solares nos dice que es posible.
Comentario: La NOAA admitió recientemente que sus previsiones eran tan erróneas que ya no iban a pronosticar los ciclos solares con un año de antelación, y en su lugar ahora iban a emitir predicciones mensuales.
Y la NASA, que al parecer está igualmente desconcertada, reconoció la investigación de algunos científicos independientes que predijeron que este ciclo solar podría concluir con un evento «terminator»: En conjunto, aunque estos organismos oficiales parecen tener alguna idea de cómo se comporta el Sol habitualmente, hay otros investigadores acreditados cuyas investigaciones muestran que no sólo hay otras fases en los ciclos solares, sino que hay otros factores, como nuestro gemelo solar, que probablemente modulan sus ritmos.
Esto es de especial importancia cuando se considera la amenaza potencial que un evento similar a Carrington supone para la vida en nuestro planeta, pero también en lo que respecta a la actividad solar y la correlación potencial que ésta tiene con la extinción y los episodios evolutivos.
Ya se han producido una serie de acontecimientos anómalos asociados a la actividad solar que parecen revelar que ya hemos entrado en tiempos sin precedentes: