© DesconocidoA veces una evidencia científica se convierte en un rumor apocalíptico por sus ingredientes fantásticos. Los astrónomos ponen las cosas en su sitio.
«No es una exageración. Es más que eso. Es un bulo». Javier Armentia, astrofísico y miembro de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, una institución dedicada a desenmascarar la pseudociencia, está acostumbrado a este tipo de historias fantásticas, pero no por eso deja de sorprenderse cuando una evidencia científica se convierte en un cuento tergiversado sin ningún parecido con la realidad y que recuerda a un capítulo de Star Wars.
La noticia, que apareció en una web australiana y que fue distorsionada aún más en el periódico online norteamericano «The Huffington Post», ponía en boca de Brad Carter, un investigador de la Universidad del Southern Queensland, el siguiente escenario: Betelgeuse, una gigantesca estrella moribunda situada en la constelación de Orión, a 600 años luz de nuestro planeta, estallará como una supernova antes de 2012. Su brillo será tan intenso que competirá con el del astro rey, de forma que dos soles brillarán sobre la Tierra durante un par de semanas. Algunos científicos desmintieron poco después esa extraordinaria versión, pero la maquinaria de internet ya se había puesto en marcha y, a fuerza de ser repetida en distintas webs de todo el mundo, incluida alguna de la denominada «prensa seria», la historia se volvió cada vez más rocambolesca. Los apocalípticos ya tenían material que relacionar con el fin del mundo en 2012. Una vez más.
Es hora de poner un poco de cordura. La supergigante roja que responde al evocador nombre árabe de Betelgeuse es por sí misma, sin necesidad de leyendas absurdas, «suficientemente apasionante», dice Armentia. En las fotos que de ella ha realizado el telescopio espacial Hubble aparece como un disco anaranjado, una característica singular, y es la novena estrella más brillante del cielo. Sus dimensiones son tan enormes que, si sustituyera al astro rey en nuestro sistema solar, su perímetro llegaría hasta la órbita de Júpiter. Con unas veinte veces la masa del astro rey y en su fase final, resulta una bomba de relojería a punto de estallar. «Pero es imposible saber cuándo sucederá, puede ser en el próximo millón de años.Decir que va a ocurrir en 2012 es una completa estupidez», remata.