© Christoph Bock (Max Planck Institute for Informatics)Metilación del ADN.
El epigenoma se transforma hasta el final de la adolescencia, demuestra un estudio.
Un estudio en el que han participado científicos catalanes ha comprobado que el epigenoma (el conjunto de señales químicas que se encargan de encender o apagar los genes de nuestro ADN) se transforma desde el nacimiento y hasta la adolescencia. Este cambio químico refleja los cambios en el comportamiento y en los conocimientos que se viven durante la primera etapa de la vida.
La experiencia de los padres con sus hijos y de los profesores con sus alumnos demuestra como éstos van cambiando sus comportamientos y conocimientos desde que son bebés hasta la adolescencia. Hasta ahora, se conocía muy poco de las causas que podían provocar estos cambios.
Un artículo publicado ayer en la revista Science, en el que ha participado el grupo de Manel Esteller, Director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), investigador ICREA y profesor de Genética de la Universidad de Barcelona, nos da una importante clave para entender este proceso.
Los investigadores han descubierto que el córtex frontal (la parte del cerebro responsable de la conducta y la adquisición de nueva información) de las personas experimenta un importante cambio desde el nacimiento hasta la finalización de la adolescencia: su epigenoma se transforma.
El estudio analiza el epigenoma de recién nacidos, jóvenes de 16 años y adultos de 25 y 50 años en Estados Unidos y en Cataluña. El epigenoma es el conjunto de señales químicas que se encargan de encender o apagar los genes de nuestro ADN.
El descubrimiento de Science demuestra que una de estas señales epigenéticas, la
metilación del material genético se incrementa progresivamente hasta llegar al final de la adolescencia y la entrada a la etapa adulta.
Comentario: Aunque el aparato de promoción y propaganda lo vende como un gran hallazgo, este tipo tipo de descubrimientos no constituyen verdaderos avances científicos; en todo caso es sólo un "avance" tecnológico (avance puesto entre comillas pues aún así es cuestionable). Las bases científicas son las mismas que la de los combustibles fósiles, una forma absolutamente ineficiente de producir energía, y extremadamente agresiva y depredadora con la naturaleza.
Por otro lado hay una constante presión de la "ciencia" (si se la puede llamar de este modo) para "torcerle el brazo a la naturaleza" y querer forzar sus mecanismos armónicos, con el único fin de obtener beneficios (en buena medida económicos) sólo para una "pequeñísima" parte de esa naturaleza. Esta mala ciencia no manifiesta interés por entender los refinados "engranajes naturales" ni considerar los efectos de sus actos sobre el resto del cosmos. Definitivamente "nuestra ciencia" no busca entender a la naturaleza y crear en colaboración con ella, sino reformarla a su antojo para satisfacer sus oscuros deseos.
La naturaleza ha sido paciente con nosotros. No nos extrañemos que algún día no muy lejano pierda la paciencia...