Randy Schkeman. Premio Nobel de Medicina 2013
Soy científico. El mío es un mundo profesional en el que se logran grandes cosas para la humanidad.
Pero está desfigurado por unos incentivos inadecuados.Los sistemas imperantes de la reputación personal y el ascenso profesional significan que las mayores recompensas a menudo son para los trabajos más llamativos, no para los mejores.
Aquellos de nosotros que respondemos a estos incentivos estamos actuando de un modo perfectamente lógico - yo mismo he actuado movido por ellos - , pero no siempre poniendo los intereses de nuestra profesión por encima de todo, por no hablar de los de la humanidad y la sociedad.
Todos sabemos lo que los incentivos distorsionadores han hecho a las finanzas y la banca. Los incentivos que se ofrecen a mis compañeros no son unas primas descomunales, sino las recompensas profesionales que conlleva el hecho de publicar en revistas de prestigio, principalmente
Nature, Cell y
Science.Se supone que estas publicaciones de lujo son el paradigma de la calidad, que publican solo los mejores trabajos de investigación. Dado que los comités encargados de la financiación y los nombramientos suelen usar el lugar de publicación como indicador de la calidad de la labor científica, el aparecer en estas publicaciones suele traer consigo subvenciones y cátedras. Pero la reputación de las grandes revistas solo está garantizada hasta cierto punto. Aunque publican artículos extraordinarios, eso no es lo único que publican. Ni tampoco son las únicas que publican investigaciones sobresalientes.
Estas revistas promocionan de forma agresiva sus marcas, de una manera que conduce más a la venta de suscripciones que a fomentar las investigaciones más importantes.
Al igual que los diseñadores de moda que crean bolsos o trajes de edición limitada, saben que la escasez hace que aumente la demanda, de modo que restringen artificialmente el número de artículos que aceptan.
Luego, estas marcas exclusivas se comercializan empleando un ardid llamado "factor de impacto", una puntuación otorgada a cada revista que mide el número de veces que los trabajos de investigación posteriores citan sus artículos.
La teoría es que los mejores artículos se citan con más frecuencia, de modo que las mejores publicaciones obtienen las puntuaciones más altas.
Pero se trata de una medida tremendamente viciada, que persigue algo que se ha convertido en un fin en sí mismo, y es tan perjudicial para la ciencia como la cultura de las primas lo es para la banca.
Comentario: Claramente, la teoría Darwinista, la ciencia materialista y el pensamiento filosófico como el de Hobbes ("Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro"), son resultado de la visión del mundo que la élite dominante quiere imponer. Debemos analizar entonces ¿cómo es la mente de esos individuos que gobiernan el mundo? ¿Cuál es la visión de la realidad que buscan esparcir entre nosotros?
Como solemos decir en SOTT, nuestros 'líderes' poseen una peculiar falta de conciencia, por ende, una visión del mundo mecanicista, materialista y donde la cooperación, la empatía y la humanidad misma no existen. Es por eso que este tipo de teorías que promueven esta visión son tan difundidas, mientras otras son enterradas o hasta rechazadas con tal de que no quede rastro de lo que constituye nuestra humanidad.
Como dice Laura Knight-Jadzyck: Todo nuestro sistema es reflejo de la conciencia o, mejor dicho, de la ausencia de conciencia de nuestros líderes psicopáticos. Ellos imponen SU visión del mundo, haciendo que el mundo SEA como ellos lo ven, creando la ilusión, la mentira y, por lo tanto, aumentando la brecha entre lo real y lo ilusorio. Así, su 'patología' permea en cada ámbito de nuestras vidas y la sociedad ponerizada deja de diferenciar entro lo humano y lo desviado.
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