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Nuevas observaciones del espectrómetro de neutrones de la sonda Messenger confirmaron las evidencias de que en Mercurio, el planeta más cercano al Sol, existen grandes 'depósitos' de hielo. La investigación también reveló la presencia de componentes orgánicos complejos que pudieran explicar cómo podría haber llegado el agua a los planetas interiores del sistema solar.
Debido a su proximidad al Sol , Mercurio no era visto como un lugar idóneo para la existencia de agua pues gran parte de su superficie está hirviendo; sin embargo, su eje de rotación es casi paralelo al Sol, lo que permite a sus polos evitar ser golpeados por los rayos solares. Las temperaturas en Mercurio pueden alcanzar los 427 grados Celsius, pero alrededor del polo norte, en regiones protegidas permanentemente del calor del Sol, se descubrió una mezcla de agua congelada y posibles materiales orgánicos.