Ciencia y Tecnología
Científicos de todo el orbe observan muy de cerca tres erupciones del Sol, cuyos efectos o "eyecciones de masa coronal" golpearon en días recientes el escudo magnético de la Tierra.
Las olas de partículas solares cargadas son el resultado de tres llamaradas solares dirigidas hacia nuestro planeta; entre ellas se encuentra la más poderosa desde 2006, y algunas pudieran interrumpir el funcionamiento de la tecnología.
El evento también provocará que la aurora boreal sea más visible, ya que podrá ser observada desde el norte de Reino Unido.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) informó que tres de las eyecciones de masa coronal estaban en camino hacia la Tierra, como resultado de las erupciones solares registradas el 13, 14 y 15 de febrero.
Paleontólogos brasileños presentaron este miércoles en Rio de Janeiro fósiles de un nuevo espinosaurio que se convirtió en el mayor dinosaurio carnívoro descubierto en el país.
El ejemplar pertenece a "la especie de (el suborden) terópodo del Cretáceo superior, datando de hace más de 95 millones de años. Los fragmentos (de cráneo y mandíbula) fueron encontrados en la cuenca de Maranhao, en la isla de Cajual", noreste de Brasil, declaró la paleontóloga Elaine Machado, en conferencia de prensa en la Academia de ciencias de Rio.
El animal "medía de 12 a 14 metros y pesaba de cinco a siete toneladas. Es el mayor dinosaurio carnívoro encontrado en Brasil", precisó
El Observatorio Europeo Austral (ESO) difundió hoy imágenes de los "dramáticos" efectos cósmicos causados por el nacimiento de estrellas.
Las fotografías, captadas desde el telescopio óptico más grande del mundo en Cerro Paranal, Chile, muestran el impacto de estos nacimientos sobre el gas y el polvo espacial.
A pesar de que los especialistas afirman que no existe riesgo alguno para la salud de los habitantes del Oriente Lejano, el territorio ruso más oriental, dosímetros domésticos de radiación, mascarillas y pastillas de yoduro de potasio tienen gran demanda en la región. Para contener la creciente preocupación entre los residentes de las zonas fronterizas con Japón, el Ministerio de Emergencias de Rusia ha puesto en marcha un sistema especial que permite a los usuarios de la web ver los datos sobre los índices de radiación en directo.
Desde 1978, cuando el científico de la NASA Donald Kessler predijo que una colisión entre dos piezas de basura espacial podría desencadenar una nefasta cascada de efectos en cadena creando aún más escombros peligrosos, los científicos están buscando una manera efectiva de deshacerse de esta amenaza. En ese momento Kessler hizo notar que si la velocidad con la que se genera esta basura es mayor a la velocidad con la que se la elimina, la Tierra quedaría rodeada de un cinturón de basura, al que ahora se conoce como "el síndrome de Kessler".
Lo que en 1978 no era más que una teoría está a punto de convertirse en realidad, y no son pocos los que creen que dicho escenario ya está entre nosotros, sobre todo cuando ocurren desastres como la colisión que tuvo lugar hace un par de años entre los satélites Iridium 33 y Cosmos 2251. Ese choque no hizo otra cosa que crear la "nefasta cascada de efectos en cadena" descripta por Kessler.
Y ese no ha sido el único evento que potencialmente podría haber originado el principio del síndrome de Kessler. Dos años antes el ejército chino, para probar la efectividad de un nuevo tipo de arma, destruyó uno de sus propios satélites, el Fengyun 1C. Ambos incidentes ocurrieron a una altura estimada de 800 kilómetros, una región de la órbita en la que se encuentran varios satélites, incluidos algunos de la Agencia Espacial Europea como el Envisat. Pero a pesar de todas las advertencias y los accidentes ocurridos, nada parece cambiar. Se han propuesto varios sistemas destinados a solucionar el problema, que incluyen desde robots espaciales hasta redes gigantes encargadas de "pescar" los restos, pero no hay indicios concretos de que ninguno de estos sistemas se haya empezado a construir. Las agencias espaciales se limitan a "mover" sus satélites de la ruta de los trozos de chatarra conocidos, y poco a poco -tal como ocurre con tantos otros- la órbita terrestre se va convirtiendo en un recurso sobreexplotado que tarde o temprano será inutilizable.
De este modo, aseguran que el estudio, publicado en la revista Neuron, podría ayudar a dirigir la investigación de enfermedades neurodegenerativas, como la epilepsia, la demencia, la esclerosis múltiple y el accidente cerebrovascular, en las que los impulsos eléctricos del cerebro se interrumpen.
"Saber más sobre cómo funcionan las señales en el cerebro nos ayudará a entender mejor las enfermedades neurodegenerativas y a comprender por qué, cuando se producen, el cerebro ya no puede enviar señales a las partes del cuerpo", explica el director del centro, Peter Brophy.
Según apunta, el cerebro funciona como un circuito eléctrico, se produce el envío de impulsos a lo largo de las fibras nerviosas de la misma manera que la corriente se transmite a través de los cables.
Hasta hace poco, se pensaba que los seres humano, única y exclusivamente, podíamos limitar el enfoque de nuestra imagen sensorial a un plan corporal predefinido y que está fundamentado en el conjunto de nuestras extremidades: una cabeza, dos brazos y dos piernas.
Sin embargo, expertos en neurociencia del Instituto de Karolinska, situado en Estocolmo (Suecia), llevaron a cabo una serie de experimentos a 154 individuos, en buen estado de salud, a través del cual consiguieron hacerles creer que cada uno de ellos tenía tres brazos.
Para realizar el estudio, a los más de 150 individuos que participaron en esta investigación, primero se les pedía que se sentaran y colocaran los dos brazos encima de una mesa. A continuación, se les cubría la extremidad derecha con una manta y se les colocaba una prótesis de gran realismo justo al lado.
La única parte visible para aquellas personas que participaron en el experimento era las dos manos derechas - la real y la artificial - mientras que el brazo izquierdo estaba descubierto y con sensores conectados a un ordenador.
El famoso Phineas Gage ¿Quién es? Su nombre no dice mucho. Se trató de un empleado de ferrocarriles, que tenía a su cargo despejar rocas para poder colocar las vías. Cuando una roca era muy grande, el método era perforar un hoyo en medio de ésta para introducir explosivos que debía apisonar con una barra de hierro antes de encender la mecha. El 13 de septiembre de 1848, esta tarea relativamente simple tuvo un giro atroz.
En ese momento, la barra de hierro aparentemente se resbaló por un lado de la roca produciendo una chispa que hizo encender la pólvora prematuramente. La barra, entonces, se disparó directamente hacia su cráneo. Le atravesó la cara por debajo de su ojo izquierdo y salió por la parte superior de la cabeza.
¿Murió? No, quedó inconsciente por algunos minutos, pero después se paró, se subió a su carreta de bueyes y se fue a consultar al médico del pueblo. Así lo afirma mdzol.com.
Bajo el cuidado del doctor local, John Harlow, logró vivir otros 12 años ¡con un hoyo en la cabeza!. Pero el accidente lo convirtió en uno de los casos de estudio más famosos de la investigación cerebral, incluso hasta hoy en día.

En el círculo, el asteroide Apofis en una composición de cinco imágenes tomadas el 31 de enero con el telescopio de 2,2 metros de la Universidad de Hawai en Mauna Kea. El débil rastro vertical corresponde a un satélite.
El equipo de David Tholen, de la Universidad de Hawai, consiguió las imágenes el 31 de enero pasado, cuando el asteroide estaba a solo 44 grados de distancia del Sol y era un débil puntito. Serán necesarias nuevas y periódicas observaciones para llegar a refinar la órbita. Además, en 2013 Apofis ya se acercará bastante a la Tierra, por lo que se podrá observar su trayectoria con gran precisión a través del radar.
La razón del riesgo de colisión es que Apofis se acercará mucho a la Tierra el 13 de abril de 2029, cuando se cree que pasará a menos distancia de la que hay a la órbita geosíncrona (casi 36.000 kilómetros de altura), donde están muchos grandes satélites de comunicaciones. Entonces será visible en el cielo nocturno como un pequeño punto en rápido movimiento.
Se espera que en este encuentro tan cercano la influencia gravitatoria terrestre cambie la órbita del asteroide, lo que podría desembocar en una colisión con la Tierra en 2036 o 2068. Para que aumentara la pequeñísima probabilidad de que esto suceda el asteroide tendría que pasar en 2029 justo por una región concreta del espacio, muy poco mayor que el propio asteroide, lo que en sí es poco probable.