Ciencia y Tecnología
Un equipo de investigadores de la Universidad McGill (Canadá) ha descubierto microbios que nunca antes se habían identificado en nuestro planeta y que podrían sobrevivir incluso en Marte, según comunica la entidad educativa.
Astrónomos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de otros centros han descubierto un nuevo sistema multiplanetario dentro de nuestro vecindario galáctico que se encuentra a sólo 10 parsecs, o unos 33 años luz, de la Tierra, lo que lo convierte en uno de los sistemas multiplanetarios conocidos más cercanos al nuestro.
En el corazón del sistema se encuentra una pequeña y fría estrella enana M, llamada HD 260655, y los astrónomos han descubierto que alberga al menos dos planetas terrestres del tamaño de la Tierra. Es probable que los mundos rocosos no sean habitables, ya que sus órbitas son relativamente estrechas, lo que expone a los planetas a temperaturas demasiado elevadas para mantener agua líquida en la superficie.
No obstante, los científicos están entusiasmados con este sistema porque la proximidad y el brillo de su estrella les permitirá observar más de cerca las propiedades de los planetas y las señales de cualquier atmósfera que puedan tener.

En esta vista de Júpiter, la nave espacial Juno de la NASA captura nubes arremolinadas en la región del hemisferio norte del planeta gigante conocida como 'Jet N4'.
Un meteorito que impactó en la Tierra hace más de 200 años está cambiando las ideas de investigadores sobre cómo se formó Marte. Un nuevo estudio reveló que la composición química interior del planeta rojo procede, en gran medida, de las colisiones de los meteoritos, y no de una nube de gases como se pensaba anteriormente. Esto hace que la formación temprana de Marte sea similar a la de la Tierra.
La misión de reconocimiento Gaia de la Agencia Espacial Europea (AEE) proporcionó información de casi 2.000 millones de estrellas de la galaxia, lo que permite avanzar en la creación del mapa más detallado de la Vía Láctea.
La información sigue reglas diferentes a las de la materia y la energía, lo que podría cambiar nuestra forma de ver la evolución.
Una de las razones por las que la teoría de la evolución es controvertida es la afirmación de que el puro azar produce información. Es decir, que los sucesos generados al azar se seleccionan de alguna manera para la supervivencia y el desarrollo complejo continuo (evolución darwiniana). La teoría es comprensiblemente popular porque, de ser correcta, respondería a muchas preguntas. El problema es que no vemos que los sucesos generados al azar produzcan mecanismos complejos en la vida que nos rodea. Sin embargo, se nos pide que creamos que esta síntesis moderna (MS) es cierta en el gran barrido del tiempo evolutivo.
A lo largo de los años, se ha puesto de manifiesto que la evolución se produce de varias maneras, como la transferencia horizontal de genes entre especies no relacionadas, la herencia epigenética de genes que cambiaron durante la vida de nuestros padres y la evolución convergente, en la que formas de vida muy diferentes acaban teniendo mecanismos muy similares como resultado de perseguir un objetivo común. Los esfuerzos por incorporar estos procesos a la teoría de la evolución se denominan a veces la Tercera Vía o Síntesis Evolutiva Ampliada (EES).
Un nuevo estudio concluye que las telarañas son receptores de microplásticos y otros contaminantes del aire, ya que estas partículas quedan adheridas a la red tejida por los arácnidos, informa Sciense Alert.

El telescopio esférico de quinientos metros de apertura, la provincia china de Guizhou, el 5 de enero de 2020.
"Se llama Discontinuidad de la Nube de Venus", dice Morrone, que forma parte de una red internacional de astrónomos aficionados que han estado rastreando la enorme estructura. "Utilicé un telescopio Celestron de 14 pulgadas para registrar la discontinuidad dos veces en 20 minutos".

Un imponente muro de nubes ácidas atraviesa la atmósfera de Venus. Luigi Morrone lo fotografió desde Agerola, Italia, el 4 de junio
Los investigadores que siguieron el descubrimiento pronto se toparon con otra sorpresa. Las fotografías más antiguas de Venus también lo mostraban. "[La discontinuidad de las nubes] es un fenómeno recurrente que ha pasado desapercibido desde al menos el año 1983", escribieron en una Carta a Geophysical Research en mayo de 2020.
Científicos de la Universidad Estatal de Ohiohan publicaron recientemente en la revista Psychological Science un estudio en el que proporcionan evidencia experimental del aprendizaje latente, la capacidad de nuestro cerebro para adquirir nuevos conocimientos con más facilidad tras haber estado previamente expuesto a la información de una forma pasiva e incidental.
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