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El satélite Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha descubierto que las nubes interestelares más cercanas a la Tierra contienen redes de filamentos gaseosos. Estos filamentos tienen una anchura similar, lo que sugiere que podrían ser el resultado de estampidos sónicos en la Vía Láctea. El satélite también ha observado que en las partes más densas de estos filamentos se hallan las estrellas más jóvenes.
Otros satélites habían observado este tipo de filamentos en las nubes interestelares con anterioridad, pero no contaban con la resolución necesaria para determinar su ancho. El satélite Herschel de la ESA ha demostrado que todos tienen un espesor similar, independientemente de su longitud o densidad.
El estudio, elaborado por científicos del Instituto de Investigación de las Leyes Fundamentales del Universo (IRFU, por sus siglas en francés) de París-Saclay (Francia), se realizó a partir del análisis de 90 filamentos. Todos ellos tenían un espesor de unos 0,3 años luz, unas 20.000 veces la distancia entre el Sol y la Tierra.
Tras comparar estas observaciones con modelos matemáticos, los autores concluyeron que estos filamentos podrían surgir de la disipación de ondas de choque en el interior de las nubes interestelares. Estas ondas, ligeramente supersónicas, podrían resultar de la gran cantidad de energía turbulenta que se expulsa al espacio interestelar cuando explota una estrella. Según la investigación, viajarían por la Galaxia y, a su paso, comprimirían el gas que hay en ella en densos filamentos.
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