La naturaleza nos muestra que ella misma se organiza su ciclo de vida y restaura su crecimiento. © Desconocido
Cuando en el bosque, en otoño, las hojas de los árboles caen al suelo, juntamente con trozos de ramas, excrementos de animales o hierbas, pasan a una fase de descomposición en la cual intervienen muchos elementos que cooperan en este proceso y que lo transforman todo en humus, esa tierra de color oscuro con un característico olor de tierra buena y una esponjosa textura. Así pues, el humus contribuye a la continuidad del ciclo de vida alimentando a las especies vegetales que, a su vez, alimentarán a las especies animales.
Compostar es someter a la materia orgánica a un proceso de transformación para obtener abono natural, el compost... Esta transformación se puede llevar a cabo mediante un compostador, sin ningún tipo de mecanismo, ningún motor ni ningún tipo de gasto de mantenimiento.
La bolsa de la basura diaria que se genera contiene un 40% de materia orgánica que puede ser reciclada y devuelta a la tierra en forma de humus para las plantas y cultivos. Debemos saber que de
cada 100 Kg de residuo orgánico se obtienen 30 Kg de abono gratuito.
De esta manera se contribuye a la reducción del volumen y peso de los residuos que se llevan a los vertederos e incineradoras, con la consecuente mejora ambiental. Al mismo tiempo
se consigue reducir el consumo de abonos químicos que queman las plantas y contaminan los pozos y acuíferos.