Ciencia y Tecnología
La incertidumbre no es lo que solía ser. Durante décadas, un experimento ha servido como ejemplo canónico a los físicos sobre el principio de incertidumbre: La ley de la naturaleza que dice que no puedes saber a la vez dónde está una partícula subatómica y cómo de rápido se mueve, y por tanto, no puedes seguir su trayectoria. Pero ahora, los físicos han ajustado este experimento clásico para demostrar que puedes seguir el camino medio tomado por muchas partículas, incluso aunque aún es imposible saber sobre el camino de alguna de ellas.
Los resultados muestran que los límites a lo que podemos saber no son tan en blanco o negro como se pensaba en un tiempo. "Aquí tienes un tipo completamente nuevo de experimento que es mucho más profundo y te dice mucho más" que el experimento original, dice Sandu Popescu, teórico de la Universidad de Bristol en el Reino Unido, que no estuvo implicado en el trabajo.
En el famoso experimento de la doble rendija, los científicos lanzan un haz de luz a través de dos rendijas paralelas en una fina placa sobre una pantalla lejana. Las ondas se fusionan en las dos rendijas, y se solapan e interfieren entre sí para crear un patrón en forma de código de barras de bandas brillantes, donde las ondas se refuerzan entre sí, y las bandas oscuras donde se cancelan. Este "patrón de interferencia" es una marca identificativa del comportamiento ondulatorio. Sin embargo, la luz es una partícula además de una onda. Por lo que los experimentadores pueden detectar las partículas de luz aisladas, o fotones, cuando impactan en la pantalla. Y aquí viene la parte extraña...
Los investigadores distinguen entre estados mínimamente conscientes y vegetativos.
La consciencia no es un todo o nada: alguna gente languidece durante meses o años en un estado intermedio. Una persona podría tener algo de sensibilidad y de interacción con el mundo, o podría estar completamente inconsciente respecto a sus alrededores. Pero hoy, en Science, unos investigadores informan de una prueba que puede distinguir entre estados de consciencia usando un simple electroencefalograma (EEG) y algo de matemáticas (1).
Un nuevo vídeo lapso de tiempo muestra la rotación, de una forma impresionante, de la Tierra alrededor del cielo fijo: se trata de una nueva forma de edición realizada por el usuario de YouTube 'bulletpeople'. El vídeo inicial fue grabado por Stephane Guisard y José Francisco Salgado, y la edición original fue hecha por Nicolás Bustos.
La investigación, realizada por un equipo del Instituto Max Planck de Química de Mainz (Alemania), ha sacado a relucir que la nube no sólo contenía dióxido de azufre, un gas común en las erupciones volcánicas, sino también radicales de cloro libres. Los radicales de cloro son agentes extremadamente reactivos que pueden ejercer un impacto de gran magnitud en la química atmosférica aún en pequeñas proporciones.
Los descubrimientos, publicados en la revista Geophysical Research Letters, ofrecen indicios sobre la química de los radicales de cloro existentes en la nube volcánica, a partir de lo cual el equipo pudo realizar cálculos sobre su concentración.
La expulsión volcánica de gases de cloro no es un fenómeno desconocido, pero hasta ahora no existían datos sobre la presencia de radicales de cloro altamente reactivos.
El equipo de científicos encargado de este trabajo halló indicios concluyentes de su presencia tras analizar aire obtenido de la nube de cenizas alrededor del Eyjafjallajökull. En la primavera de 2010 realizaron tres vuelos dentro de la nube de ceniza para obtener muestras de aire mediante un contenedor de mediciones atmosféricas CARIBIC.
El caso es que de los 1200 planetas descubiertos por Kepler hay 408 que están en sistemas donde hay dos o más planetas. En total se han detectado 116 sistemas múltiples de dos planetas, 45 con tres, 8 con cuatro, 1 con cinco y otro con seis planetas. En total se tienen 171 sistemas multiplanetarios.
Por tanto, el resto de sistemas planetarios se va apareciendo al nuestro poco a poco, al menos en el aspecto multiplanetario. Pero la capacidad de Kepler de detectar varios planetas en un mismo sistema es reducida, para ello tienen que compartir el mismo plano orbital de tal modo que varios de ellos produzcan tránsitos. En el caso de los sistemas planetarios descubiertos se trata precisamente de sistemas muy planos. Una vez más, la técnica utilizada condiciona los resultados obtenidos. Pero esta técnica permite detectar planetas menos masivos que con el sistema Doppler y además calcular su tamaño.
Los investigadores de la misión esperaban encontrar sólo unos pocos sistemas planetarios con multitránsito con este sistema, pero en su lugar han encontrado muchos. En el Sistema Solar la inclinación entre distintas órbitas puede ser de 7 grados, así que unos hipotéticos alienígenas nunca detectarían todos los planetas de nuestro sistema con esta técnica. En los exoplanetas detectados por Kepler esa diferencia es de sólo 1 grado o menos. Esta planitud hará que se repiensen los modelos de formación planetaria.
A pesar de lo variados que son los planetas de nuestro Sistema Solar, todos tienen una cosa en común: Todos orbitan en la mista dirección de giro que el Sol. Esto no es así en todas partes. En los últimos años, los astrónomos han descubierto varios sistemas planetarios aparte del nuestro que contienen planetas masivos similares a Júpiter que orbitan en un sentido opuesto al giro de la estrella madre. Ahora, un equipo de investigadores ha realizado simulaciones por ordenador para demostrar cómo estos planetas pueden haber terminado en estas divertidas órbitas "retrógradas".
Debido a que los planetas se forman en el disco de gas y polvo que se extiende desde una estrella giratoria, deben tener órbitas que siguen la rotación estelar. Por esto es por lo que los astrónomos quedaron desconcertados cuando encontraron el primer gigante gaseoso en 2009 cerca de su estrella madre, conocido como "Júpiter caliente", orbitando en una órbita retrógrada. Una explicación inicial fue que varios planetas gigantes se forman juntos en lo que se conoce como disco protoplanetario, y que interaccionan gravitatoriamente de una forma que deja sus órbitas totalmente fuera de sitio. Eso pone a uno o más planetas en una órbita cerrada en contra del giro de la estrella.
En el nuevo estudio, Smadar Naoz de la Universidad Northwestern en Evanston, Illinois, y sus colegas ponen a prueba un escenario diferente. En su simulación, un planeta gigante gaseoso empieza orbitando en la misma dirección que la rotación de la estrella. Pero entonces, el efecto gravitatorio de otro cuerpo planetario o una enana marrón más alejada de la estrella madre, saca al planeta de su órbita original y lo coloca en una nueva inclinada en un ángulo con respecto al plano ecuatorial de la estrella. La órbita se inclina cada vez más, hasta que en algún punto se invierte. Así es como nace la órbita retrógrada.
Los escépticos cuestionan un hallazgo que daría un vuelco a un 'dogma central' de la biología.
Sucedió algo divertido de camino al ribosoma. Esta es la esencia de un controvertido artículo que concluye que el ARN mensajero - el intermediario molecular que transporta información del ADN celular a su maquinaria de fabricación de proteínas - se ve rutinaria y sistemáticamente alterado por un mecanismo desconocido antes de que se puedan leer sus instrucciones genéticas. El artículo, publicado en Science la semana pasada (M. Li et al. Science doi:10.1126/science.1207018 ; 2011), está ya obteniendo mordaces revisiones por parte de los biólogos computacionales, que citan posibles errores que podrían socavar las afirmaciones de los autores.
De verificarse, los hallazgos harían que se tuviera que rescribir el 'dogma central' de la biología molecular, que propone que la transcripción del ARN que transporta la información genética al ribosoma, donde se usan como plantillas para el ensamblaje de proteínas, normalmente encajan con fidelidad con el ADN original. Una versión revisada de esta descripción incluiría un paso de 'edición del ARN' por el camino, el cual reemplaza letras aisladas en el código genético y cambia las proteínas resultantes. Tal paso permitiría a las células generar mucha más diversidad a partir del conjunto de herramientas estándar del ADN de lo que se pensaba anteriormente.
Vivian Cheung de la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia lideró el trabajo, el cual implicaba examinar transcripciones de ARN y secuencias de ADN de 27 personas que fueron secuenciadas en el Proyecto Genoma 1000 y el Proyecto Internacional HapMap. El equipo encontró más de 10 000 lugares en exones - regiones del ARN mensajero que han sido transcritas desde el ADN - en las que las secuencias de ADN y ARN no encajaban. La misma discordancia se producía en distintas personas, lo que sugiere que no eran errores aleatorios en la transcripción. El equipo de Cheung también encontró proteínas hechas a partir de ARN 'desparejado'.
La imagen fue tomada por el telescopio MPG / ESO de 2,2 metros en el observatorio de La Silla, en Chile.
Esta impresionante galaxia espiral se encuentra a unos 30 millones de años luz de distancia, en la constelación austral del Pavo. Sin embargo, no sería extraño confundir esta imagen con una postal de nuestra propia Vía Láctea, tomada y enviada por un amigo extragaláctico, debido a su asombrosa semejanza con nuestra galaxia, señala el ESO.
"Es uno de los objetos más hermosos del cielo austral, y puede ser identificado por los astrónomos aficionados por su forma ovalada con un rico fondo de estrellas", afirman los astrónomos.
Hay incluso una pequeña galaxia compañera, visible en la parte inferior derecha de la imagen, que es análoga a nuestras propias vecinas galácticas, las Nubes de Magallanes.
El nuevo estudio aporta la información más detallada hasta ahora de las fuerzas que impulsan a algunas de las explosiones más energéticas del universo.
La simulación se estuvo ejecutando durante casi siete semanas en el clúster de ordenadores Damiana, del Instituto Albert Einstein en Potsdam, Alemania.
Los estallidos de rayos gamma (GRBs) están entre los fenómenos más brillantes conocidos. Emiten tanta energía en unos pocos segundos como nuestra galaxia entera lo hace en un año. La mayor parte de esta emisión se presenta en forma de rayos gamma, la clase de onda electromagnética de más alta energía.
El telescopio espacial Spitzer de la NASA ha detectado unos extraños cristales de color verde brillante, formados por un mineral llamado olivino, que caen como una lluvia sobre una estrella emergente en la constelación de Orión. Es la primera vez que estas pequeñas gotas han sido observadas en las nubes polvorientas de gas que se forman alrededor de las nuevas estrellas, protagonizando un inesperado fenómeno cósmico. Los astrónomos aún debaten sobre cómo los cristales han podido llegar hasta ahí, una zona muy fría en la que es imposible que se formen, pero creen que los culpables más probables son chorros de gas disparados desde la propia estrella embrionaria. La investigación aparece publicada en Astrophysical Journal Letters.