Cuando en 1980 mi recordado amigo alemán Paul Z. conoció la Argentina, visitó una estancia. Después comentó en su duro castellano que lo que más le había llamado la atención eran esas casitas de barro que Guillermo, el encargado, les "construye" a los pájaros. Entonces le tuvieron que explicar que los constructores eran los mismos pájaros, cosa que al principio creyó que era un chiste que le hacían.
Los argentinos estamos acostumbrados a ver esos nidos perfectos tan propios de nuestra pampa, pero había que comprenderlo al desconcertado alemán en tierras extrañas. Y es que
el nido del hornero es uno de los raros fenómenos de la naturaleza, además de ser un verdadero símbolo del campo argentino. Hasta lo hace de manera semejante a la del gaucho y su casa de adobe, con los mismos materiales elementales, barro y paja. Pero al revés del gaucho que se "aquerenciaba", los horneros abandonan el nido cada año y levantan uno nuevo, a veces encima del anterior y así se ven algunos apilados. Los nidos abandonados en ocasiones son ocupados por otras especies.
Comentario: Se rumorea que esta es la foto que ella le envió: