Consultada sobre si se arrepiente por la agresión cometida, Verónica se justifica: «No me arrepiento. Cuando hicimos la denuncia nos dijeron que ya tenía antecedentes. Quiero que quede preso».
Cuando vieron que Rulitos y Chimuelo, los perros de la familia, estaban en la calle en vez de dentro de la casa, Verónica Soto sospechó que a la menor de sus hijas, Shania, de 18 años, se le habían escapado. Cuando entró a su hogar en Los Hornos, sin embargo, escuchó que un hombre le exigía a esa hija: "¡Dale! ¡Dame más!". Recién pasaban las 9 de la mañana del 30 de diciembre y el hombre ya había tirado al piso ropa, maquillaje y cajas del placard de Shania en busca de algo de valor que llevarse.
Comentario: El día después de golpear públicamente a una mujer, Francisco dijo en una conferencia: "la forma en que tratamos el cuerpo de una mujer es una indicación de nuestro nivel de humanidad".