¡Que no cunda el pánico!
Hasta el momento, 1741 argentinos invirtió US$ 36,50 por un título de propiedad en la Luna, y 252 de ellos a su vez compraron su parte del planeta Marte. De esta manera, el país se ubica en el segundo lugar de América Latina en cantidad de compradores, superado por Brasil que lo duplica. Chile ya cuenta con al rededor de 1.000 inversores.
El Tratado de Espacio Exterior señala que ningún país o nación se puede apropiar de los planetas, estrellas o satélites, pero como nada especifica acerca de particulares, Dennis Hope solicitó en un juzgado de Norte América que se le adjudicara la Luna. El pedido fue aprobado, por lo que presentó una declaración de posesión de los planetas con sus lunas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. El satélite natural de la Tierra fue dividido e inició la venta de parcelas mediante la Embajada Lunar.
Las autoridades tomaron la decisión tras ver que muchos de estos nombres son más bien títulos. También les sorprendió la estadística de solicitudes para el registro de recién nacidos. Así, aumenta la cantidad de padres que quieren darle a su hijo un nombre exclusivo. Por ejemplo, recientemente tres familias insistían en inscribir a su retoño con el nombre 'Lucifer'. Finalmente nadie lo autorizó.
Los especialistas aseguran que un nombre poco habitual puede suponer un trauma psicológico para el niño. El tribunal de familia ya solicitó a los padres en 2008 que eligieran mejor el nombre para su hijo. La situación se desarrolló a partir de que un bebé fue registrado como 'La Parada de Autobús Número 16'.
Impresionantes imágenes de cataratas en Australia que ilusoriamente desafían la gravedad ante el influjo de vientos torrenciales.
No es que se invierta la gravedad, aunque el placer visual enrevesado lo sugiera. Este video de la BBC muestra el poder del viento actuando sobre el agua y su esperada caída: cataratas al sur de Sydney, en Australia, se repliegan hacia el cielo en la evanescencia del vapor.
En la era del Photoshop es difícil no sospechar ante algunas de las más espectaculares imágenes que circulan en la red. Y la fotografía de un cocodrilo gigante saltando junto a un bote no ha sido la excepción. A pesar de haberse viralizado, muchos todavía dudan de la veracidad de esta increíble escena. Sin embargo, ante la reciente conmoción generada por la fotografía en Internet, la cadena estadounidense de noticias NBC se dio a la tarea de ir en busca del protagónico reptil y comprobaron no solo que existe, sino que acostumbra a dar este tipo de saltos, estimulado por botes de turistas que colocan carnada a una cierta altura para presenciar el espectáculo de verlo elevarse por sobre la superficie del agua.
Se trata de Brutus, un famoso cocodrilo de más de seis metros de largo, que pesa cerca de una tonelada (908 kilogramos) y que habita en una región del norte de Australia famosa por la presencia de estos imponentes lagartos. Así que a pesar de los minuciosos análisis de cientos de personas que negaban rotundamente la veracidad de esta fotografía, alegando que el cuerpo del cocodrilo no se encontraba húmedo o que el efecto que se apreciaba en el agua no correspondía en realidad a un cuerpo emergiendo sino a uno sumergiéndose, lo cierto es que Brutus existe y que la imagen, si bien podría haber sido retocada para hacerla más lucidora en cuanto a cantidad de luz o tiempo de exposición, es real (incluso en el video puede apreciarse una escena casi idéntica a la que quedó retratada en la popular fotografía).
En una de esas historias conmovedoras de épico heroísmo, sincronizándose en el Mar de Cortés, un grupo de conservacionistas se encontró con una ballena atorada en una red de pesca hecha de nylon, cetáceo al que después de un par de horas de socorro lograron liberal. El protector de animales Michael Fishbach cree que a la ballena le quedaba una hora de vida en esas condiciones.
Fishbach fundó el grupo The Great Whale Conservancy para proteger a las ballenas y como si fuera una tarde de ensueño o mandada hacer para una película, se encontró justo con una conspicua oportunidad de proteger en acción a las ballenas.
"Obviamente los extraterrestres me tienen en su mira", indica un habitante del pueblo bosnio Gornji Lajici cuya fama se erige sobre el número de veces que su vivienda ha recibido el impacto de un meteorito.
De acuerdo a un portal de noticias, Radivoje Lajic (50) "saltó a la fama en 2008 tras anunciar que su casa había sido golpeada por el quinto meteorito en tan sólo tres años", señala La Patilla.com
El fenómeno ocurre siempre durante intensas lluvias. Un preocupado Lajic revela a la prensa no poder conciliar el sueño cada vez que llueve, siempre "por temor a que caiga uno nuevo (en alusión a las fracciones de un cuerpo celeste o meteoritos)".
Frente a la recurrente precipitación meteórica sobre su vivienda. El bosnio ha decidido reforzar su techo con una placa de acero.
En el año 2008 se hizo la foto con el colador -según explica él- símbolo del culto que profesa y lo entregó en el departamento de tráfico de Viena, encargado de renovar su licencia.
Si permiten las prendas por motivos religiosos, por qué no con el colador en la cabeza, que representa este culto de los irónicos y excépticos.
En aquel entonces, un funcionario lo llamó por teléfono explicándole que aquella fotografía no podían aceptarla. Alm ha solicitado una comunicación escrita con la negativa, pero nunca la recibió y por el contrario, le invitaron a someterse a un examen mental para probar que estaba en su sano juicio.
Clínicamente una fobia se define como el miedo persistente e "irracional" a un objeto o situación que aquella persona que la sufre busca evitar a toda costa y la sola posibilidad de enfrentarlo le produce una profunda angustia. Supuestamente la causa de la mayoría de las fobias tiene que ver con un evento traumático que, a través de asociación directa o indirecta, genera este "desorden psicológico". En un sentido un tanto más psico-poético, las fobias son capítulos no resueltos de nuestra autonarrativa que se atrincheran en nuestra mente y se alimentan, plácida y sombríamente, con el miedo que proyectamos alrededor de su presencia.
Sin embargo, más allá de definiciones científicas o interpretaciones etéreas, lo cierto es que millones de personas experimentan algún tipo de fobia. Se calcula que actualmente un 4.25% de las personas (una de cada 23) padecen al menos una, y a pesar de que la naturaleza de éstas es esencialmente irracional, u objetivamente infundada, existen algunas que son increíblemente extravagantes.