Los Dueños del Circo
No hay duda de que hoy es más difícil buscar en Internet que hace 15 ó 20 años. Especialmente en la Internet de lengua inglesa, el control de la información es mucho más aparente y eficaz, y la censura es ahora totalmente abierta, sin apenas pretensión ni disimulo. Muchas páginas web o documentos que antes aparecían siempre en la primera página de una búsqueda, ahora no son accesibles por medios normales, y muchas fuentes han sido eliminadas. Muchos enlaces a documentos históricos que guardé hace 15 ó 20 años siguen activos, y todavía se puede acceder a los documentos, pero ya no aparecerán en una búsqueda con ningún término. Actualmente, a menudo ocurre que, aunque se conozca el título completo de un documento, los motores de búsqueda -especialmente Google- se niegan a mostrarlo. Esto es tan cierto que Google (en particular) ya no funciona como un motor de búsqueda útil, sino que en su lugar es un "guardián" con dos funciones principales. La primera es ofrecerte la información que quiere que tengas (o las cosas que quiere que pienses), y la segunda es asegurarse de que nunca encuentres la información que no quiere que tengas (o las cosas que no quiere que pienses).
Que yo sepa, ningún país censura tanto la información hoy en día como Estados Unidos. Toda la Internet inglesa es mala, pero la estadounidense es notablemente la peor, al menos según mi experiencia. Esto es cierto no sólo en el sentido de hacer que la información nacional no esté disponible para los estadounidenses, sino también en el de que una cantidad cada vez mayor de información extranjera no está disponible en Estados Unidos, con muchos sitios web extranjeros bloqueados o que simplemente no aparecen en ninguna búsqueda realizada desde Estados Unidos. También es cierto en el sentido de restringir el acceso a la información de Internet estadounidense desde fuera del país. Hoy en día, al buscar en sitios web estadounidenses, recibo cada vez más avisos como el que figura más arriba, que indican que la versión (a menudo falsa) de los acontecimientos actuales que se promulga es sólo para consumo interno, y que Estados Unidos no quiere que los ciudadanos de otros países conozcan las historias que ellos están contando. Resulta sorprendente que muchos de los más destacados medios de comunicación estadounidenses incurran en esta práctica, que no es rara.
Durante décadas, ese centro ha estado entrenando buzos de aguas profundas altamente calificados que, al ser enviados a las unidades militares de Estados Unidos en todo el mundo, pueden realizar inmersiones técnicas para siempre, utilizando explosivos C4 para el bien -limpiar puertos y playas de escombros y de artefactos explosivos sin detonar- o para el mal, como volar plataformas petroleras extranjeras, obstruir las entradas de las plantas de energía submarinas o destruir las esclusas de los canales vitales. El centro de formación de Panama City, que cuenta con la segunda piscina cubierta más grande de América, fue el lugar ideal para reclutar a los mejores y más taciturnos graduados de la escuela de buceo, que el verano pasado lograron hacer lo que habían sido autorizados a hacer a 260 pies [80 metros] de profundidad en las aguas del Mar Báltico.
En junio pasado, los buzos de la marina de guerra estadounidense (US Navy), que operaban bajo la cobertura de BaltOps 22, un ejercicio de la OTAN ampliamente publicitado [1], colocaron los explosivos activados a distancia que, 3 meses después, destruyeron 3 de las 4 tuberías de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2, según una fuente con conocimiento directo de la planificación operativa.
Juntos han firmado un artículo en Substack, en el que denuncian la intervención del Gobierno norteamericano en campañas de desinformación y de censura deliberadas respecto al origen de laboratorio del Covid-19, una cuestión que está siendo ahora objeto de un intenso debate público en Estados Unidos.
A continuación, recuperamos gran parte del contenido del artículo, considerando que pueda ser de interés para nuestros lectores acceder a una versión en español.
En su discurso ante la Asamblea Federal, el presidente Putin subrayó que Rusia no es sólo un Estado-nación independiente, sino también una civilización distintiva con identidad propia, que está en conflicto y se opone activamente a los valores de la "civilización occidental".
El esperado discurso del presidente ruso Vladimir Putin ante la Asamblea Federal rusa del martes debe interpretarse como un golpe de fuerza de la soberanía.
El discurso, significativamente, marcó el primer aniversario del reconocimiento oficial por parte de Rusia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, sólo unas horas antes del 22 de febrero de 2022. En muchos sentidos, lo que ocurrió hace un año también marcó el nacimiento del verdadero mundo multipolar del siglo XXI.
Dos días después, Moscú lanzó la Operación Militar Especial (OME) en Ucrania para defender dichas repúblicas.
Frío, tranquilo, sereno, sin un atisbo de agresividad, el discurso de Putin pintó a Rusia como una civilización antigua, independiente y muy distinta, a veces siguiendo un camino en concierto con otras civilizaciones, a veces en divergencia.
La denuncia, realizada por organizaciones médicas y feministas, me parece más que necesaria. Y entre todas las voces, una que me ha sorprendido y que quiero poner en valor: la de Sandra Mercado, una persona valiente que ha explicado lo que se esconde detrás de la reafirmación como postura unitaria desde el Gobierno: el beneficio de las industrias farmacéuticas. Y es que, precisamente, el beneficio de la industria farmacéutica suele coincidir con la postura del Ministerio de Igualdad: el clamoroso silencio ante el caso de las mujeres afectadas por el tratamiento Agreal (para tratar los efectos de la menopausia), o ahora con el dispositivo Essure (para evitar embarazos), es muy decepcionante. Son cientos, miles de mujeres afectadas por tratamientos de cuyos riesgos nadie les había informado, a pesar de que en otros países ya se conocía lo que podría suceder.
Pentágono: "No tiene sentido" entrenar a los ucranianos en el uso de F-16 que quizá "nunca consigan"
Washington todavía no ha empezado a entrenar a militares ucranianos en el uso de aviones de combate F-16 porque es posible que Kiev "nunca consiga" estas aeronaves, declaró el martes el subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos de EE.UU., Colin Kahl.
El Gobierno estadounidense ha solicitado al Congreso que extienda la vigencia de una polémica facultad que permite a las agencias secretas recoger datos electrónicos bajo la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera.
En diciembre del año pasado, Washington prohibió a sus funcionarios utilizar esta plataforma, esta decisión fue tomada luego de que los servicios de inteligencia estadounidenses determinaran que la red social es una amenaza para la seguridad nacional. En esa época, The Wall Street Journal reveló que funcionarios del Gobierno estaban presionando para que se vendiera la compañía china, con el fin de que no tuviera una supuesta injerencia política en ese país.
Lo que Occidente presenta como "el primer año" de guerra en Ucrania en realidad debería recordarse como el noveno año de ese conflicto, cuyo verdadero inicio tuvo lugar en febrero de 2014, con el golpe de Estado orquestado en la plaza Maidan por Estados Unidos y la OTAN.
El Parlamento danés insta a los legisladores y empleados de la asamblea no usar en sus teléfonos de trabajo la red social TikTok, como medida de seguridad cibernética, alegando que "existe un riesgo de espionaje".
Comentario: Espiar a sus ciudadanos para asegurar la protección de EEUU, sólo denota lo paranoico y débil que Washington en realidad es.