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Por lo menos en Occidente, nos encontramos ante un paradigma completamente materialista, el cual reduce a los seres humanos a solo la suma de sus partes, este mismo paradigma nos haría creer que la única forma de progreso es crear un sistema con la capacidad de procesar datos más rápido que un cerebro humano, como si esa fuese la única forma en la que definimos a un ser humano.
Ante estos prospectos, parece inevitable que la IA abarque cada vez más aspectos de nuestras vidas, y las advertencias de expertos y filósofos respecto a su uso parecen no ser suficientes.
No es el desarrollo inevitable de la tecnología, es la sociedad que la está desarrollando lo que representa el peligro más urgente. Un enfoque diferente, aunque no tal vez el que propone Elon Musk, podrían llegar a ser una diferencia suficiente.
