Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens© Desconocido
Me vi atrapado entre la necesidad de continuar el debate sobre los drones (aviones teledirigidos sin tripulación) y la necesidad de evitar los recuerdos desagradables que provoca. Utilicé drones durante el punto más bajo de mi carrera militar que fue un período operacional en Afganistán.
Recuerdo que alisté un ataque de un Predator estadounidense antes de decidir que el monitor del ordenador no mostraba a un insurgente talibán enterrando un artefacto explosivo improvisado en la carretera, sino a un niño jugando en la tierra.Después de volver de Afganistán a finales de 2009, abandoné el ejército británico en 2010. Quería distanciarme lo más posible del Reino Unido, y me fui a estudiar a EE.UU. (donde todavía resido). Al hacerlo, me instalé impensadamente en el país que encabeza el desarrollo de la tecnología y utilización de drones, destacada en cada informe sobre un ataque de drones y las usuales víctimas civiles.
La filósofa política Hannah Arendt describió la historia de la guerra en el Siglo XX como la creciente incapacidad del ejército de cumplir su función básica: defender a la población civil. Mis experiencias en Afganistán llevaron el tema a un punto crítico, dejándome incapacitado para comprender de que mi papel como soldado había cambiado, en palabras de Arendt, de
"la de protector a ser un vengador tardío y esencialmente fútil". Nuestras acciones colectivas en Irak y Afganistán después del 11-S fueron, y siguen siendo, una fútil venganza y los drones son el último progreso tecnológico para empoderar esa estrategia defectuosa.Los drones se están convirtiendo en los instrumentos preferidos de venganza, y su propósito principal es análogo a la cambiante relación entre sociedad civil y guerra, en la cual esta última se realiza a control remoto y a una distancia segura para que la implementación de muerte y asesinato se haga cada vez más agradable.
¿Hipérbole? Pero yo estuve allí. Me senté con mi traje de camuflaje y participé en las clases de reglas de enfrentamiento y de guerra ética. Y francamente, yo no acepto mucho - si algo - de eso ahora, especialmente respecto a los drones. No cabe duda de su efectividad, pero hay terribles consecuencias de su uso incontrolado.
Se puede decir que tanto Pakistán como Yemen son menos estables y más hostiles hacia Occidente como resultado del aumento del uso de drones por parte del presidente Obama. Al estudiar el ponzoñoso legado dejado al pueblo iraquí, y lo que dejaremos al pueblo afgano, es más que deprimente oír hablar de los halcones que merodean por otros escenarios como Pakistán y Yemen, avivando las llamas del intervencionismo.
Temo que la locura en la que participé no termine nunca y que la sociedad acabará atrapada irreversiblemente en lo que advirtió 1984 de George Orwell: guerras constantes contra el Otro, a fin de forjar una falsa unidad y lealtad al Estado.