© DesconocidoUna catástrofe que cambió el mundo...
La triple catástrofe del 11 de marzo de 2011 constituyó un importante punto de inflexión en la historia contemporánea de Japón, pero su alcance político no es unívoco. Marcó una ruptura radical en la visión que muchos japoneses tenían de las autoridades y las instituciones de su país y dio lugar a una revuelta ciudadana profundamente progresista. Ahora bien, todo esto se produjo en medio de una profunda inestabilidad de la situación geopolítica de Asia oriental: al sentimiento popular de inseguridad se le añadió una gran incertidumbre sobre la evolución de la relación de fuerzas entre las distintas potencias regionales, la cual suscitó el renacimiento de movimientos militaristas y nacionalistas reaccionarios.
El terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 tuvieron fuertes implicaciones sociales y económicas, sobre todo en el área directamente afectada, el nordeste de Japón, donde la mayoría de la población afectada se encuentra impotente y muy dependiente. Las redes institucionales, sociales y familiares tradicionales han saltado por los aires. El choque psicológico es profundo, debido a la desaparición física de espacios comunitarios (pueblos, barrios...), la pérdida de seres queridos, la ausencia de información fiable, la soledad y el sentimiento de no tener ya ningún control sobre el futuro. Frente a la enorme impotencia administrativa que ha mostrado el Estado durante estos tiempos de crisis, las organizaciones militantes regionales (sindicatos, asociaciones...) han realizado un trabajo notable para ofrecer los primeros auxilios y generar una actividad colectiva hacia los refugiados. Para llevarla a cabo han contado con el apoyo de redes nacionales e internacionales, pero sus recursos ante la amplitud de la catástrofe son, a todas luces, limitados. El movimiento obrero japonés, por su parte, está muy debilitado y burocratizado para implicar al conjunto del país en los retos que ha puesto encima de la mesa la catástrofe.
En este contexto y dada la extrema gravedad del accidente en la central de Fukushima la cuestión nuclear dominó la escena política en el periodo posterior al 11 de marzo.