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"Se suponía que [el Banco Mundial, el FMI y la OMC] iban a garantizar la estabilidad de la económica mundial, pero desde la década de 1970 estas instituciones se han inclinado ideológicamente hacia la política del extremismo de mercado y el orden neocolonial. En cierta manera fueron sus políticas fundamentalistas lo que propició la crisis de 2008″, destaca Brahm.El bloque BRICS se distancia del dólar
"En este sentido, a nivel supranacional la tarea de reconfigurar la arquitectura financiera global recae en manos de los países BRICS. Su influencia va a crecer. También hacen uso de la economía integrada en lugar de seguir las políticas del Consenso de Washington del fundamentalismo de mercado", explicó.
"Se puede esperar que como alternativa el banco de los BRICS ofrecerá préstamos no limitados por condiciones, pero a tasas de interés más altas, es decir, utilizará un enfoque más empresarial. Además, podrá financiar proyectos en sectores en los que el Banco Mundial no trabaja, por ejemplo en el campo de los biocombustibles o la energía nuclear. El siguiente paso lógico sería la creación de un fondo de estabilización de los BRICS como una alternativa al FMI, lo que puede requerir la creación de una nueva moneda de reserva global. Es posible que se incluya en la cesta el real, el rublo, la rupia, el yuan y el rand. Está claro que los países BRICS se esfuerzan por ser menos dependiente del dólar de EE.UU.", explica el economista.
"Al convertirse en una alternativa viable al FMI, el fondo de 'emergencia' será capaz de cambiar las placas tectónicas del sistema financiero global. El fondo de estabilización de los BRICS podría alcanzar 240.000 millones de dólares en moneda extranjera, que es más que el PIB combinado de 150 países. Esto aumentará el prestigio de los países BRICS no solo como centros de poder regional, sino también como una fuerza con la que sus vecinos podrían distanciarse del subdesarrollo", concluyó.