Mientras que el público en general puede estar bajo la ilusión de que Rusia no es más que un "poder regional,"la verdad terrorífica ha sido revelada: Rusia es una hegemonía global con un poder sin igual para decidir quién va a ser el presidente de EE.UU. Sí, es correcto; la completa y excepcional EE.UU., su población y sus instituciones políticas y económicas, no son nada más que peones del gobierno ruso, pura masilla en las manos del tirano Putin.
Esta declaración asombrosa ha sido repetida muchas veces en los últimos meses por parte de la campaña de Clinton y muchos otros políticos demócratas, sin mencionar los órganos mediáticos principales en los dos lados del Atlántico.
No hay que tolerar teorías conspiratorias escandalosas
Su evidencia, tan incontrovertible como la demanda en sí, está hecha de repetidas declaraciones de Hillary y sus secuaces sobre que Putin y Trump son mejores amigos y que Putin ha estado
hackeando los correos del DNC y liberándolos al público, sólo para hacer que Hillary se vea mal.
Y justo cuando pensaba usted que la situación no podía empeorar,
ahora se nos dice que el FBI también podría estar comprometido. Sí, escuchó eso, no sólo hay rojos bajo la cama del FBI, sino que el Director del FBI, Comey, podría estar durmiendo con uno.
En realidad, nuestra propia forma de vida está en peligro con esta amenaza roja de revancha. Debemos actuar, y ahora. O elegimos a Hillary o hablaremos ruso para Navidad.
Regresando a la realidad...
Comentario: Y esta es precisamente la razón por la cual EE.UU. intenta "contener" de alguna manera a tales países. Una Asia más fuerte significa la soberanía sobre una gran cantidad de recursos, así como la re-estructuración del poder mundial hacia un orden multipolar; estas son cosas que Estados Unidos no puede tolerar y es, justamente, en esta intolerancia en lo que se basa su política exterior.
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