No por esperado, resulta menos insultante e indecente como los medios de los banqueros están ocultando lo que es ya una verdadera limpieza étnica en el Este de Ucrania, en concreto en Slavyansk, donde las tropas del dictador chocolatero Poroshenko (aupado al poder por EEUU y Europa, mediante unas elecciones-farsa que fueron precedidas por un golpe de Estado) están perpetrando matanzas indiscriminadas contra civiles y las propias milicias antinazis. Este controlado apagón informativo es la continuación de la legitimación del nuevo orden imperial acontecido en Kiev meses atrás con el ya mencionado golpe de Estado y el magnificado "levantamiento de Maidan".
Desde que se produjo el pucherazo-golpe de de Kiev, organizado por la CIA, se empezó a organizar la resistencia en el sudeste de Ucrania, sobre todo en las regiones de Donetsk y Lugansk, para hacer frente al naciente autoritarismo golpista anti-ruso de Kiev. Revueltas espoleadas, sobre todo, por la adhesión de Crimea a Rusia.
La consecuencia de todo ello fue la respuesta militar inmediata de Kiev, desatando una
razzia contra milicianos y población civil de resultados todavía por determinar pero que, en cualquier caso, llevan caracteres indubitados de crimen de guerra. Entregada la cuchara de Slavyansk (uno de los bastiones de las autodefensas rusas) al ejército de mercenarios de Poroshenko, ante la impotencia de las milicias de saberse inferiores y también de comprobar como el líder ruso Vladimir Putin se ha escondido miserablemente en las alcantarillas del Kremlin, (abandonando a su suerte a los suyos), queda por cuantificar, provisionalmente, el saldo de la represión golpista.
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