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En enero, las fuerzas hutíes derrocaron el régimen de Ab-Rabbu Mansour Hadi, tomando el palacio presidencial. Hutíes controlan la capital Sanaa y Taiz, la tercera ciudad más grande de Yemen y se dirigen hacia Adén. Los hutíes, que pertenecen a la rama chií zaidí del Islam, conquistaron la capital, Saná, el año pasado para protestar por el recorte de los subsidios a los combustibles. Ellos tomaron el control del palacio presidencial en enero de este año y en febrero forzaron la dimisión de Hadi y sus ministros.
Hadi fue capaz de escapar del arresto domiciliario en Saná el mes pasado, huyendo a Adén, antiguo protectorado británico, donde ha organizado las fuerzas militares leales a luchar contra los hutíes, pidiendo la intervención militar extranjera de los países del CCG, para restablecer el orden. En febrero, declarándose todavía presidente, se apoderó de la base aérea de al-Annad y la estableció como capital temporal, pidiendo a los funcionarios de la ONU que autorizasen una intervención militar extranjera.
Esta estrategia forma parte de un guión diseñado por Estados Unidos y Arabia, para justificar la injerencia extranjera, cuya verdadera intención es hacer retroceder al levantamiento popular. Los enfrentamientos entre las facciones rivales se intensificaron después de que la rama yemení del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), llevase a cabo atentados suicidas en dos mezquitas en Saná, matando a más de 130 personas e hiriendo a más de 300.
Hadi emitió una declaración televisada pidiendo a las huzíes ceder el control de Saná y otras ciudades. Él acusó a Irán de ser el responsable de los avances de los hutíes y se comprometió a enviar a las milicias de regreso a su provincia natal de Saada, en el lejano noroeste, en la frontera con Arabia Saudita
El imperialismo estadounidense tiene la responsabilidad final por el caos que ahora se cierne sobre el empobrecido país árabe. Pretenden intervenir agresivamente para mantener su control estratégico del estrecho de Bab-el-Mandab, entre el océano Índico y el mar Rojo, que conectan Asia y el Golfo Pérsico a Europa.
Comentario: A cualquier país de la Unión Europea que le quede un poco de sentido común y no tanto servilismo por objetivos occidentales sin sentido, debería salir corriendo. Como están las cosas con el dólar y el euro, el asunto está lejos de mejorar.
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