(España) -
El nuevo Código Penal que hoy inicia su aprobación ataca la libertad de expresión, penaliza la manifestación, castiga la huelga, criminaliza las nuevas formas de protesta y abre la puerta a considerar la resistencia como terrorismo. Con la nueva ley antiterrorista que prepara el Gobierno, el ciudadano es terrorista mientras no se demuestre lo contrarioQueríais más libertad, pues tomad dos tazas de restricción de derechos con el nuevo Código Penal del Gobierno que hoy ha iniciado su aprobación en el Congreso. Medio mundo clama en defensa de la libertad de expresión y el PP responde sacando adelante un proyecto de 2013 que penaliza la manifestación, castiga la huelga, criminaliza las nuevas formas de protesta y abre la puerta a considerar la resistencia como terrorismo,
como explica Amnistía Internacional. Lo van a aprobar sin apoyo de nadie, como es su costumbre, ni conformidad de los órganos judiciales pertinentes. Por la vía de la chulería y del "aquí mando yo", o sea, porque soy tu padre, Luke, y porque yo lo valgo. Cómo son de dialogantes estos demócratas, oye.
El atentado contra Charlie Hebdo les ha obligado a cambiar mínimamente los planes. A última hora, el PP ha sacado del nuevo Código las doce enmiendas que tenía previstas sobre terrorismo para adaptarlas a la amenaza yihadista en una ley aparte que pactará con el PSOE. Tardarán unas semanitas más en terminarlo, pero lo que quieren aprobar es una definición del "terrorismo" tan ambigua que permite llamar terrorista a algunas formas de desobediencia y resistencia a la autoridad o a la difusión de mensajes que inciten a otros al terror aunque no lo promuevan directamente. A los de Charlie se les podría acusar de haber ido provocando. Ahora eres tú el que tienes que demostrar que no era tu intención.
El ciudadano es terrorista mientras no se demuestre lo contrario. Y el ciudadano es delincuente mientras ande por ahí protestando.
Comentario: Los vínculos entre estos grupos terroristas, Estados Unidos y Arabia Saudita no dejan de aparecer y, sin embargo, continúa el mito de la "lucha contra el terrorismo" propagado como caramelos en una fiesta infantil, gracias a los medios de propaganda occidental.
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