Desde que se produjo el pucherazo-golpe de de Kiev, organizado por la CIA, se empezó a organizar la resistencia en el sudeste de Ucrania, sobre todo en las regiones de Donetsk y Lugansk, para hacer frente al naciente autoritarismo golpista anti-ruso de Kiev. Revueltas espoleadas, sobre todo, por la adhesión de Crimea a Rusia.
La consecuencia de todo ello fue la respuesta militar inmediata de Kiev, desatando una razzia contra milicianos y población civil de resultados todavía por determinar pero que, en cualquier caso, llevan caracteres indubitados de crimen de guerra. Entregada la cuchara de Slavyansk (uno de los bastiones de las autodefensas rusas) al ejército de mercenarios de Poroshenko, ante la impotencia de las milicias de saberse inferiores y también de comprobar como el líder ruso Vladimir Putin se ha escondido miserablemente en las alcantarillas del Kremlin, (abandonando a su suerte a los suyos), queda por cuantificar, provisionalmente, el saldo de la represión golpista.
Comentario: El papel que ha jugado Putin en el conflicto no puede calificarse de miserable puesto que ha estado implicado en la mediación y resolución de la situación. Como podemos comprobar en varios titulares publicados en SOTT, lo sucedido en Ucrania fue sencillamente un golpe de Estado, y Putin no se ha escondido en ninguna parte.
Comentario: Este último párrafo pareciera demostrar que el autor de este artículo ha caído en manos de cierta propaganda. Putin los ha defendido, sólo que no con violencia. No cesa de exponer los hechos, y viene avisando ya hace rato que fue la CIA, EE.UU. y Occidente quienes crearon el conflicto, y quienes son responsables.