© Facts Not Fantasy BlogLa libertad ha quedado enterrada bajo el peso de la arrogancia y la corrupción de la ciencia moderna.
Mientras repaso los titulares del día, siento una roca cayendo por la boca de mi estómago al darme cuenta que la minoría patológica que gobierna nuestro mundo realmente nos está llevando a todos hacia el precipicio. Esto me recuerda a algo que Andrew Lobaczewski escribió en su trabajo seminal,
Ponerología Política:
"Los gérmenes no son concientes que serán incinerados o enterrados vivos junto con el cuerpo humano cuya muerte están causando".
Aplicada al contenido de este ensayo, la frase no es simplemente una metáfora; es profunda y aterradoramente atinada. Imagina un mundo que cree en el calentamiento global y que, de repente, reciba el impacto de una era glacial. Estudios revelan que probablemente las eras glaciales son precedidas por períodos de extraños patrones climáticos (confirmado), zonas calientes y frías localizadas (confirmado), lluvias e inundaciones torrenciales y localizadas (confirmado), incremento de polvo cometario en la atmósfera (confirmado), mayor volcanismo (confirmado), una serie de inviernos particularmente fríos y duros (confirmado), entrelazados con olas de calor y sequías localizadas (confirmado); y luego, finalmente, el clímax invernal llega cuando el incrementado calor desde el interior del planeta (evidenciado en un mayor volcanismo) y la simultánea evaporación de los océanos se combina con una atmósfera enfriada y más baja, y la nieve comienza a caer y a caer... a caer... y a caer. Haz la conversión de las extraordinarias lluvias que han caído en partes de la zona superior del hemisferio norte en los últimos años junto a los volúmenes de nieve y fácilmente verás que regiones enteras podrían rápidamente quedar enterradas bajo varios metros de nieve, y suponiendo que el
efecto albedo no se active e impida que la nieve se derrita, para cuando suceda, millones de seres vivientes - incluyendo a las personas - habrán perecido, enterradas junto a los patológicos líderes en quienes han creído, erróneamente, que tenían sus mejores intereses en cuenta.