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En el conflicto sirio la Organización de las Naciones Unidas está actuando sinuosamente como parte. Recién hizo lo mismo en Libia.
Ban Ki-moon llegó al cargo de secretario general después de actuar obsequiosamente con Estados Unidos.
Él designó a Jeffrey D. Feltman, hace unos días subsecretario norteamericano de Estado para el Cercano Oriente, en el más alto cargo político de la Organización.
La ONU permite pasivamente que se atropelle sus normas. La guerra de Irak se hizo ilegalmente, los ataques de USA-OTAN contra las fuerzas militares de Gadafi nunca tuvieron como fin impedir atropellos a civiles. Actualmente nada dice cuando autoridades occidentales adelantan que podrían intervenir en Siria al margen del Consejo de Seguridad.
Los más altos funcionarios de la ONU concertadamente hacen declaraciones estableciendo comunicacionalmente que en Siria hay una guerra civil.
Escuchando solo a la oposición y con testimonios poco creíbles la ONU informa que el gobierno y ejército sirios han cometido atrocidades contra niños.
Sin embargo cuando medios alemanes como el Frankfurter Allgemeine Zeitung publican declaraciones de testigos locales opositores que responsabilizan a grupos armados suníes de la masacre de Houla todavía no publica la investigación a que se comprometió.
Un integrante de la Misión de Observadores de la ONU en Siria ha declarado que algunos compañeros hacen espionaje contra el régimen sirio a favor de las potencias y acusa en particular al jefe de la Misión, el mayor general Robert Mood, militar de Noruega país miembro de la OTAN que participó en los bombardeos a Libia. Mood ha reforzado la definición de fracaso de la vía política de Kofi Annan siendo parte de la decisión de interrumpir las labores de la Misión argumentando que la violencia de ambas partes es un "riesgo para los observadores".