"Déjenme emitir y controlar
el dinero de un país y no me
importa quien hace las leyes."Mayer Amschel Rothschild, 1790
A los bancos centrales que se les dice independientes si obedecen los dictados de la banca internacional. El caso de Hungría es revelador. En el nuevo
© Desconocido
parlamento, el Fidesz (54%) y el Jobbik (18%), aprobaron cambios a la constitución húngara con mayoría archicalificada. El cambio relevante es la composición del Banco Central de Hungría, que mejora la supervisión del gobierno sobre su propia moneda: el
forint.Se armó el pandemonio en la UE. Al Primer Ministro, Víctor Orban, lo llamaron déspota nacionalista y antidemocrático, entre peores cosas. Washington habló de "inquietud" por la reforma. Paris del "problema con Hungría" por "la deriva nacionalista y autoritaria" del gobierno. Los medios de "la gran deuda pública de Hungría" (
Le Figaro), que es un 80% del PIB, como Alemania. El FMI, el Banco Mundial y la UE congelaron los préstamos a Hungría. El
forint cayó.
Toda la tarde del 18 de enero Hungría estuvo como acusada ante el Parlamento Europeo. Se le critica que mencione a Dios en su constitución, como si países europeos, como Gran Bretaña (
Dieu et mon droit) o extra europeos como Estados Unidos (
in God we Trust) o musulmanes (En nombre de Allah) no lo mencionasen. Pero es por pura hipocresía;
lo que escuece es que sea Hungría quien controle su Banco Central.La situación en esencia es la de exigir al pueblo húngaro, que no usa el euro, la renuncia a ejercer controles, a través de las autoridades que eligió, sobre su banco nacional. Fue conmovedora la unanimidad de los parlamentarios de la izquierda europea en defender la independencia de los bancos centrales, en dar libertad a los "tecnócratas" impuestos por el sector financiero privado. En su discurso, Daniel Cohn-Bendit llegó a advertir contra desviaciones autoritarias estilo Chavez.
También escuchamos al antiguo maoísta, reciclado en neo-liberal atlantista y ahora Presidente de la Unión Europea, Manuel Barroso,
explicando como es respetar la democracia castigar con sanciones financieras y otras más a un estado miembro de la UE por una constitución votada en su parlamento.