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Defensores estadounidenses de la alimentación sana están indignados por la revelación de que el Congreso legislativo y el presidente Barack Obama han aprobado una cláusula que impide a la justicia frenar el avance de los productos genéticamente modificados. Esa disposición, incluida en la Ley de Asignaciones Consolidadas y Continuas de 2013, norma financiera con plazo limitado (hasta septiembre), autoriza al Departamento (ministerio) de Agricultura a emitir permisos temporales a los productores para que cultiven transgénicos, aun cuando eventualmente un tribunal federal falle que estos son nocivos para la salud de la población. Las empresas de biotecnológica ahora no necesitan la aprobación de un juez para poner a prueba productos o comercializarlos.
Los activistas llaman a la norma «ley de protección a Monsanto», pues esa corporación multinacional de productos agrícolas ha presionado a su favor en el Congreso durante al menos un año. El texto fue aprobado por la Cámara de Representantes el 6 de marzo y por el Senado el 21 del mismo mes. El presidente Obama sancionó la ley el 26 de marzo.
La revelación de la polémica disposición, que quedó «enterrada» en un párrafo vago e impreciso de la Ley HR 933, de 587 páginas (División A, Título VI, Sección 735), ha incrementado la conciencia pública y el interés sobre el tema de los transgénicos en Estados Unidos.
La cláusula establece que, «si se invalida o anula una resolución de estatus no regulado (sobre los cultivos), el Departamento de Agricultura, a pesar de cualquier otra provisión de la ley, y a pedido de un agricultor, cultivador, operador de granja o productor, otorgará de inmediato permisos temporales o desregulaciones temporales».