El miedo al terrorismo, sumado a la popularidad de los dispositivos electrónicos y de las redes sociales, han dado paso a una sociedad casi orwelliana en la que los estadounidenses aceptan cada vez más la vigilancia, según coinciden encuestas y expertos.© Portada del libro originalUna pesadilla hecha realidad...
La reciente revelación de la existencia de dos programas secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) ha atizado un debate en EE.UU. sobre el delicado equilibro entre el derecho a la vida privada y la seguridad nacional.
Durante una audiencia hoy ante el Comité de Asignaciones del Senado, el director general de la NSA, Keith Alexander, insistió en que la vigilancia de registros telefónicos, por un lado, y de datos de millones de usuarios de internet, a través del programa PRISM,
han ayudado a conjurar "decenas" de atentados dentro y fuera del país.
Según la Cuarta Enmienda de la Constitución, el Gobierno no puede hurgar en la vida privada de las personas, ni allanar su vivienda o confiscar sus bienes, sin tener una causa razonable y un mandato.
El Gobierno del presidente Barack Obama defiende a la NSA al explicar que la recopilación de datos personales ha sido limitada y ha fortalecido la seguridad nacional.
Que los estadounidenses acepten la intrusión del Estado refleja en parte el impacto que durante años han tenido tanto las redes sociales como la ubicuidad de los dispositivos electrónicos, según algunos expertos.
Con un simple "click" y a velocidad del rayo, los estadounidenses encuentran en sitios como
Facebook y
Twitter un destino para compartir su última merienda, los detalles más íntimos de su vida privada y hasta la confesión de delitos.