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El politólogo belga Eric Toussaint participó ayer en Pontevedra en la Semana Galega de Filosofía, en la que cuestionó la «complicidad» entre poder económico y poder político en Europa. «El poder político -señaló Toussaint, presidente del Comité para la Condonación de la Deuda del Tercer Mundo- está totalmente mezclado con el económico. Ministros de Gobiernos terminan siendo miembros de consejos de empresas privadas o directores de empresas financieras terminan como ministros o jefes de Gobierno. Hay gente de Goldman o Lehman Brothers en varios Ejecutivos».
-Su propuesta es que se auditen las deudas públicas, con la participación ciudadana, para «anular la parte ilegítima». ¿Qué quiere decir?
-Un Gobierno legal puede, respetando la legalidad, haber contratado deudas públicas para llevar a cabo una política ilegítima, que favorece a una minúscula minoría. Mi mensaje es que es fundamental que los ciudadanos consideren que la deuda es un tema crucial en el debate público. La ciudadanía tiene que preguntarse de dónde viene esa deuda, por qué aumentó, en favor de quién, si se incrementó respetando principios de equidad, de justicia social o favoreciendo intereses privados, Y entonces, preguntándose sobre la legitimidad de esta, movilizarse para lograr que no se pague la parte ilegítima de la deuda. ¿Por qué es vital este proceso? Porque en los Gobiernos actuales la orientación es reducir gastos sociales. Nunca se cuestionan reducir el gasto que supone el pago de una deuda ilegítima. Si se logra que la ciudadanía obligue al Gobierno a hacerlo volveremos a tener margen financiero para mejorar la salud y la educación pública y dispondremos de instrumentos para crear empleo y estimular la actividad de las microempresas y empresas medianas que, en un país como España, representan a la mayor parte de los asalariados. Los Gobiernos no van a cambiar de orientación, salvo si hay presión. Como la que hubo en España a partir del 15-M.