Durante más de un decenio, el ascenso de la izquierda en los gobiernos latinoamericanos ha llevado a cabo logros notables en la reducción de la pobreza, de la integración regional y a una reafirmación de la soberanía y de la independencia. Los Estados Unidos se han mostrado hostil hacia los nuevos gobiernos de izquierda y, al mismo tiempo, ha seguido una política exterior bélica, en muchos casos abiertamente desdeñosa del derecho internacional.
Entonces,
¿por qué Human Rights Watch (HRW), a pesar de proclamarse a sí misma como "una de las principales organizaciones independientes del mundo" respecto a los derechos humanos, ha mantenido tan sistemáticamente posturas y políticas semejantes a las de los Estados Unidos? Esta compatibilidad con la agenda del gobierno de EE.UU. no se limita a Latinoamérica. En el verano de 2013, por ejemplo, cuando surgía amenazadoramente la posibilidad de un ataque unilateral con misiles de los EE.UU. a Siria (una evidente violación de la Carta de la O.N.U.), Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, especuló en cuanto a si sería suficiente un bombardeo meramente "simbólico". "Si Obama decide atacar a Siria, ¿se conformará con el simbolismo o hará algo que ayudará a proteger a la población civil?", preguntó por Twitter. John Tirman, director ejecutivo del Centro de estudios internacionales de la universidad Massachusetts Institute of Technology, con presteza denunció el "trino" como "probablemente la declaración más ignorante e irresponsable jamás dada por un importante defensor de los derechos humanos".
1La adaptación de HRW a la política de los EE.UU. se ha extendido también a las extradiciones secretas (la práctica ilícita de secuestrar y transportar a sospechosos de todas partes del mundo para que sean interrogados y a menudo torturados en países aliados). A principios de 2009, cuando se informó que la recién electa administración de Obama iba a dejar intacto este programa, Tom Malinowski, director de cabildeo de HRW en Washington en aquel entonces, sostuvo que "en determinadas circunstancias hay un papel legítimo" de las extradiciones secretas y recomendaba paciencia: "quieren diseñar un sistema que no traiga como consecuencia el envío de personas a calabozos extranjeros para torturarlas", dijo; "sin embargo, el diseño de ese sistema va a tomar un tiempo".
2